Lloro sola. ¿Por qué? Porque me viene bien. Porque soy de esas
personas que sienten demasiado como para encima tener espectadores, porque soy
de esas personas que cuando tiene un día triste y le dicen “hola” rompen a
llorar. Porque no puedo contenerme cuando me emociones se trata, por lo que me
paso el resto de mi vida intentando hacerlo.
Soy una persona que siente. Como se supone que todos debemos ser a
lo largo de nuestra vida, como se supone que hemos nacido y nos han programado.
Para sentir, lo que sea, pero sentir al fin y al cabo. Y yo me jacto de sentir,
sentir con todo lo que puedo y sentir con mil pensamientos; siempre busco
sentir algo mejor, tener una experiencia maravillosa y querer prolongarla en el
tiempo, sentir cuando lo consigo o sentir cuando siento que eso es imposible.
Me da pena la gente que no siente. Me da pena la gente que cree
que yo no siento. Porque es posible que sea demasiado reservada como para que
te vayas a dar cuenta de ello, porque es probable que a simple vista no puedas
creer que soy una persona sensible, ni de lejos, durante mucho tiempo yo
también creí que no lo era. Pero a veces, en ocasiones más de lo que me
gustaría, me rompo por dentro. Y puede que los demás no entiendan mis motivos
para ello pero la cuestión es que lo hago. Me destrozo poco a poco a mí misma
sin que nadie más lo vea y cuando se destrozan los demás por mi culpa a mi
alrededor nadie entiende por qué lo he hecho. Porque desde fuera, al final del
día habré conseguido romperlos a todos menos a mí cuando, de hecho, he sido la
primera.
Sé que a veces no tengo solución. Que no cuento mis problemas, que
la gente puede llegar a pensar cosas equivocadas porque no tienen toda la información.
Pero yo no juzgo, porque lo entiendo, entiendo que si yo no doy de mi parte los
demás puedan pensar erróneamente. Pero también me gustaría que, si puede ser,
en algún momento alguien decida pensar que quizá no se me puede juzgar a mí por
no contar las cosas, por ser como soy todo lo mejor que puedo.
Lloro sola para que nadie más me vea. Para desahogar mis
sentimientos sin tener que dar explicaciones, para poder sobrellevar los malos
momentos y coger fuerza para los siguientes que vienen todos muy seguidos y
deprisa. Lloro sola para conseguir derramar todas las lágrimas que pueda y así,
con suerte, no tener para derramarlas delante de los demás cuando no puedo
aguantarme. Porque cuando se casualidad alguien se ha dado cuenta de que tu
sonrisa es de mentira, es mejor estar simplemente triste que ponerte a llorar.
Me da igual llorar sola. Me da igual que mis problemas no los
conozca nadie. Me da igual que no me entiendan. Me da igual que la gente se
ponga en mi contra porque desconoce cómo van las cosas. No me importa. Porque
yo puedo llorar sola, ser sensible cinco minutos y luego actuar el resto del
día como si no hubiera pasado nada. Porque yo soy la fuerte. Para mí. Para los
demás. Para todo aquel que me necesite. Yo soy la fuerte. Y lo seguiré siendo
toda mi vida.
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