Siempre hablo de cosas tristes. No creo que tenga tristeza la mayor parte del tiempo, aunque supongo que sí más de la media. Las cosas me entristecen, incluso aun a sabiendas de que no todo es triste, pero siempre puede parecerlo. Me gusta ver el mundo triste, porque cuando la gente sonríe pareciera que luchan contra mil adversidades para conseguirlo; porque cuando alguien se ríe es como si ello llevara implícito un riesgo que afronta con valentía. Las cosas felices son mucho más preciosas cuando las ves tristes.
¿Sabes estos sueños en los que te caes? Imagínalo en el metro. Es un poco triste que estés tan cansada que te duermas en el metro porque eres incapaz de mantenerte serena y que a pesar del ruido y de la gente te sumerjas en un sueño tan profundo que tu cuerpo te tenga que despertar con una sacudida. Pero es gracioso, o lo fue. Me reí, yo sola, mientras la gente me miraba con esa mirada triste de pensar que me va muy mal por dormir en el metro. Y fue una risa triste, porque es triste pero también divertido.
Hay personas tristes. Tristes porque no sonríes cuando las ves. Tristes porque apartas la mirada o porque te llenas de compasión, porque les va mal aunque no se duerman en el metro. Te obligan a poner cara de que son tristes, aunque tú no quieras que ellos sepan que son triste, por si se ponen tristes. Pero también tengo un poco de maldad y siento sonreír cuando veo a estas personas tristes. Hay tristezas que se buscan, lo menos que puedes hacer es sentirte bien por haberlas encontrado, debido al empeño. Es triste que hayan personas tristes.
Me gusta pensar que hay ocasiones en las que la gente prefiere cosas tristes. O personas con tristeza. Somos seres olvidados en la naturaleza, eslabones perdidos de la cadena evolutiva de la hipocresía. Nosotros no aprendimos a parecer felices, a estar contentos. Nos quedamos en esa cueva a oscuras con la sinceridad de nuestros sentimientos. Alguien nos dijo en algún momento que debíamos sentirnos libres de sentir y los demás lo olvidaron, los demás decidieron hacer como que se sentían bien, para hacer sentir mal a los demás. Mientras, nosotros, simplemente nos sentimos tristes por recordar. Porque es triste que los demás no recuerden.
Es bonito tener tristeza. Las cosas tristes también lo son. Es bonito que algo triste parezca bonito, porque supongo que sería triste que las cosas tristes no tuvieran derecho a verse bonitas, al menos ante los ojos de alguien. Porque todo se puede ver bonito por muy triste que sea. El mundo es un lugar bonito aunque esté lleno de personas tristes. Son más bonitos los relojes por dentro, serían más bonitos si los destrozáramos: es triste romper cosas para ver lo bonito que llevan dentro. Pero muchas veces rompemos las cosas. Es triste que no lo hagamos para ver lo bonito que tiene dentro sino para romperlo también. Dejar al descubierto la máquina y romperla. Llenar el mundo de máquinas rotas que son tristes pero que ya no te hacen sonreír. Es cuando la tristeza ya no es bonita. Solo tristeza. Triste.
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