Redondeemos a 300. Porque el Word engaña con sus cosas del estilo, las letras, los encabezados y mil monerías que se le quieran añadir para que el documento, aunque sea una mera recopilación, quede lo más bonito posible. Y más teniendo en cuenta que es un documento mío, que soy muy dada a la monería, a las presentaciones de artista y a los informes técnicos de empresa multimillonaria. Hay que ir practicando para tener soltura en el futuro, ¿no?.
Hoy es noche de Reyes y millones de niños en todo el mundo tienen una sonrisa en sus caras y una inquietud en sus estómagos. Puede que esta noche no descansen, o puede que sus madres tengan que despertarlos por perezosos, pero lo que está claro es que mañana los niños (y no tan niños) aliviarán sus nervios y se sentirán más vivos que nunca.
Sobre esa viveza he estado pensando últimamente, por culpa de OneRepublic y sus letras. ¿Cuántas veces no hemos perdido el día reflexionando con motivo de una canción? La canción propietaria de dicha letra es “Counting Stars” y un verso dice: “everything that kills me makes me feel alive”. Cuanta verdad encerrada en una mísera frase; y cuanto que pensar al respecto.
Creo que la explicación de este verso es exactamente la misma explicación que podemos dar cuando las personas hacen cosas que no deberían hacer aún sabiendo que no deben hacerlo. Son esos momentos en los que te carcome la conciencia pero aún así le pegas una patada en el culo y haces lo que te place. Esos momentos de adrenalina, porque no creo que alguien se sienta mal cuando lo está haciendo. Estás en ese momento, sabes que no deberías estar haciendo eso o estar en ese lugar, pero te sientes bien porque lo estás haciendo, y te sientes bien porque sabes que ya te sentirás más tarde peor (o no); pero ese no es el momento de pensar en las consecuencias, sino de rebelarte contra ti mismo e ir a por todas.
Todo aquello que nos pueda perjudicar, o la gran mayoría de las cosas, son las que más nos atraen. El ir en contra del mundo, el principio básico de “dime lo que no tengo que hacer para hacerlo cuanto antes”. Pero no podemos evitarlo, ¿o sí? Mi opinión es que directamente no queremos evitarlo, aunque sepamos que nos vamos a llevar la contraria a nosotros mismos, evitamos el diálogo. Algunas personas lo tienen claro desde el principio; otras se levantan un día peleando con la conciencia, al otro reconciliados, al otro de nuevo a la gresca; otros reconocen los síntomas de la adrenalina y deciden cortar por lo sano.
Cualquier broma tiene un punto en el que, si se sigue, deja de ser broma y se convierte en pesadilla. Con esto pasa exactamente lo mismo, llega un momento en el que sabes que ya has ido demasiado lejos, que has metido la pierna en el barro y aunque lo lógico es agarrarte a algo para seguir respirando, tú mismo te obligas a hundirte en el fango. En este punto todavía tienes la oportunidad de salir corriendo, tienes la cuerda a tu lado para agarrarte y tampoco te supone mucho esfuerzo, no tienes ni idea de lo que es la adrenalina ni te haces una idea de cómo podría sentarte. Pero la tienes más cerca que antes, ya no hay remedio.
Por eso se dice tanto lo de “piénsate las cosas antes de hacerlas”, porque a lo mejor luego ya no puedes evitar terminarlas, seguir y seguir haciéndolas hasta perderte a ti mismo. Y esto es lo mismo que las palomitas: si coges una luego querrás otra y otra hasta terminarte el bote. Piensa en el bote como si fuera tu vida, cuando ya has ido tan lejos con tu rebeldía que no te queda nada que rellene tu vida, cuando has destrozado todo lo que te quedaba, ¿qué piensas hacer? Ni siquiera tendrás esos momentos de adrenalina, porque éstos rehusarán de ti. Cuando tienes pareja se te acerca todo el mundo, pero cuando estás solo no te quiere ni tu madre. Pues esto tiene el mismo efecto.
Y sí, lo sé, todos lo sabemos, es triste vivir arrepintiéndote de no haber hecho las cosas. Pero supongo que es mejor decir: “no hice esto porque tenía motivos de peso” a que no poder explicar por qué hiciste algo que hasta tú mismo sabías que no debías. Creo que en este caso no podríamos hablar de arrepentimiento sino de orgullo, de ser una persona capaz y adulta que sabe lo que hace con su vida y no se deja llevar por los impulsos, como un niño pequeño.
Si eres de esas personas que necesita esa adrenalina, pero también tiene dos dedos de frente, siempre puedes jugar a permitir pero no hacer. Un juego peligroso en el que introduces a los demás en un ansia que luego pierden a base de cascoporros. Así te buscas más enemigos que amigos y pierdes totalmente la credibilidad. Pero sabiendo que nunca darías el paso que te hunda en el fango, ¿qué importa? Aunque yo recomiendo siempre el consumo responsable, nunca juegues a cosas de las que no conoces las reglas ni sabes cómo te puntúan por cada cosa que hagas. Porque los profesionales son tiburones que huelen la sangre.
Exactamente 336 páginas de mi vida, desde 2008 hasta 2013 continuando, esperando poder rellenar mil más. No soy capaz de recordar cada palabra que he escrito aquí, pero sí soy capaz de recordar mi vida y cómo la he vivido, las decisiones que he tomado y las que no, y puedo decir que acumulo entre mis páginas más decisiones de este estilo bien tomadas que erróneas. Y aunque este año se presenta como apetecible y de primeras da más dolores de cabeza que otra cosa, espero que siga siendo así. Y si la adrenalina de repente se te presenta y la comienzas a saborear ya sabes que tienes dos opciones: comértela hasta no dejar nada o declararte en huelga de hambre.
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