Esta mañana, hará bastantes pocos minutos, me he despertado etérea. No sé si estoy empleando bien el término, pero suelo decir que etérea estoy cuando me levanto con esa sensación de levitación, cuando todo me está bien – lo malo también – y cuando todo parece ser mucho más bonito que el día anterior. También se le podría considerar estado de éxtasis, ir un poco fumada o estar mal de la cabeza. Pero bueno, la cuestión es quejarse.
Últimamente he pensado en abrir un consultorio. Así, en general, tampoco tiene que ser de amor, que parece ser que es lo único que rodea a la vida de las personas. Da igual lo que pase en tu vida, si tu estado de ánimo varía tiene que ser única y exclusivamente por el amor, según opina la gente recientemente. Que quieren que les diga, me parece un poco patética esta actitud – a los que se sientan aludidos, échenle un poco más de imaginación para la próxima –. A lo que iba, un consultorio sobre cosas en general porque me he dado cuenta de que se me da bien eso de dar consejos; suelo decir que yo no aceptaría consejos de mí misma, porque todos sabemos que no nos aplicamos lo que replicamos. Aún así, siempre funcionan para todos los demás y quién sabe, a lo mejor le arreglo la vida a la gente después de decir y desdecir que nadie es capaz de resolver sus propios problemas.
A pesar de que ya llevo unos días de diferencia, todavía no me siento capacitada para seguir con esa clasificación de amor que empezará no sé que día en concreto – y teniendo que aguantar por ello más quejas que personas creía que leían este blog – pero es que para hablar de cosas serias, se necesita estar seria. Eso y que siempre que me siento capacitada estoy en la cama a punto de echarme un sueñecito y que quieren que les diga, tengo vena artística pero tiendo más a la “marmotería”. Y aunque tengo muy claro lo que pienso decir, siempre que escribo siento que debo de estar empatizando con el texto, como si las personas al leerlo pudieran leer lo que yo sentí cuando estaba escribiendo. Es algo muy importante cuando escribes, porque las sensaciones en un diálogo cara a cara son muy sencillas de notar, pero cuanto estás escribiendo algo es mucho más difícil imaginar lo que esa persona estaba notando en su cabeza mientras lo hacía.
Aunque hoy me siento etérea y tengo mucho sentimiento para compartir, por desgracia el tipo de amor que nos acontecerá, igual que el anterior, tiene más bien poco de bonito, y con esta sensación de felicidad encima me da a mí que no voy a transmitir todo lo que me gustaría – ni por asomo –. Creo que a muchos les quedó bastante claro que estaba un poco agresiva e irascible en la publicación anterior y es una sensación muy similar la que quisiera transmitir. Ya habrá tiempo para hablar del buen amor, si es que eso existe. Pero al final, como siempre y como en muchas ocasiones en estos días, todos terminamos hablando de lo mismo. Será cosa del amor, que dicen que siempre está presente en estas fechas tan estivales. O será simplemente porque la gente me estalla la cabeza con estos temas. Desde aquí lanzo una súplica para quien quiera recogerla: háblenme de coches, de ciencia ficción, de ala delta, de los Lunnies. Lo que sea, menos de amor.
0 huellitas