Esto es sólo una entrada rutinaria. Una de las tantas en las que digo que a partir de ahora escribiré todos los días y que sólo es cosa de ponerme. Una de tantas en las que me imagino en la cabeza levantándome por la mañana, desayunando, leyendo el periódico, escribiendo y ya, por fin, emprender la tarea que me haya asignado ese día. La verdad es que con todo el ritual mañanero que llevo a cabo siempre, un día de estos tendré que despertarme ocho horas antes de empezar a estudiar para que no me deje nada por hacer en el camino.
Puedo afirmar que soy chica de extraordinarios. Porque durante todo el año no sé por qué motivo – pero lo investigaré – soy incapaz de estudiar con la misma concentración y rendimiento que en la época de extraordinarios. Vamos, que soy de esas personas que andan impasibles por la vida hasta que se encuentran en las últimas. Así no se puede seguir durante mucho tiempo, creo yo, porque llegará el momento en el que ni siquiera los extraordinarios me salven de la debacle que me gano a pulso día tras día durante el curso escolar. Así pues, empezaré una investigación para determinar los motivos de este mi rendimiento “concreto”.
Además, informo de que estos días una grata noticia ha acudido a mí. Y es que soy oficialmente una certificada por Harvard. Aunque tardaban tanto que me estaba empezando a asustar, por fin tengo entre mis manos el certificado que me acredita como aprobada en el curso que hice a través de la plataforma edX de Ciencia Computacional – estos americanos es que logran que todo suene muy profesional – de la Universidad de Harvard. Y como he visto que los resultados son positivos, me he matriculado a un curso de Introducción a la Aerodinámica del MIT. No sé si me ilusiona más lo de Aerodinámica, que por otra parte la curso el año que viene y no está nada mal de refuerzo, o lo de MIT.
Estos días he estado leyendo entradas pasadas, haciendo recuento, muriéndome de asco un rato y estudiando, estudiando mucho. Sé que algunos piensan que me debo haber muerto, otros que ya podría dejarme caer de vez en cuando. Verdaderamente no miento – que redundante – cuando digo que he estado ocupada a más no poder, que he hecho todo lo posible para comunicarme con el mundo cuando he tenido tiempo, y que si he tenido tiempo de más y no lo he hecho es porque también me merezco ser persona y dedicarme a hacer cosas que me mantengan viva como leer, ver la tele o echarme en el sofá a mirar el techo.
Tras toda esta entrada que sólo sirve para avisar de que estoy viva, para excusarme como una bellaca, y para avisar de unas cuantas cosas de mi vida de forma gratuita, que es algo que hago con frecuencia y se me da la mar de bien; dejo a todo el mundo en paz. Si alguien pensaba que iba a encontrar algo de interés hoy por aquí, lo siento. Pero así aprende una lección de vida y es que la mitad de las cosas no sirven para absolutamente nada, más que para hacerte perder el tiempo. Yo por lo menos me disculpo, eso no lo van a encontrar en muchos sitios más.
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