Vale, me acabo de reír de mi propio chiste. No hará ni una semana alguien me dijo que somos animales de costumbres porque todos los días en clase hacemos lo mismo – que dejaremos de hacer en cuanto no nos sobre el tiempo – y me ha dado por reflexionar al respecto, para no variar.
El año pasado debió ser un año horroroso para mí, o algo muy similar porque mi blog transmite con cierta veracidad mi comportamiento durante los días y el año pasado, a parte de que no pude lograr aumentar la cifra de entradas anuales, se me olvidó – o no quise – escribir para el día de San Valentín. Y una cosa es que en 2011 le deseara la peor de las muertes y otra que no lo recuerde, más que nada como aniversario fúnebre, pero una mínima mención no estaría nada mal.
Y es que el señor este se repite bastante. Sé que no es excusa para olvidarme de él, pero vaya, que lo tenemos todos los años dando la ceniza con el amor, las parejas, la amistad, las cosas rojas/rosas con mucha purpurina y quién sabe que negligencias más. Podríamos decir que es un animal de costumbres también, costumbres un poco especialitas, pero costumbres al fin y al cabo.
No puedo evitar pensar en San Valentín como un sociópata/psicópata, como estos tan famosos – por decir algo – que matan a gente cada X tiempo. O que sólo actúan Y veces al año, como una seña de identidad. Este señor es así, viene y alaba todas esas cosas negligentes y luego desaparece y ya no le ves el pelo hasta el año que viene. Tras él, deja una ristra de rosas rojas y asesinatos en colores chillones, parejas por doquier y amores exacerbados, y personas solitarias que se dedican a asaltar los congeladores de los helados y que se agarran con furia al cuchillo de cortar Nocilla. Valentín, un poquito de decoro y dignidad.
Mientras nadie sabe quién es San Valentín, conocido por los especialistas como Sudes, y ante el hecho de que ningún organismo judicial trata de buscarlo, aquí me dedico a constatar con palabras los terribles actos de los que debieran acusarle. A la vez acabo de caer que estoy poniendo caras de circunstancia frente a la pantalla del ordenador, como si estuviera conversando con alguien.
Sé que me he pasado un poco en la fecha, y que al final yo también felicito el San Valentín, he de reconocer que por cachondeo más que por otra cosa; pero no quería que pasara otro año más sin recordar a este ser despreciable que ya dije en su momento que jodió a Marcelino y a nadie parece importarle. Con retraso felicitaciones a todos, espero que no haya muerto nadie y que no se les haya jodido la fecha con una ruptura poco precipitada; y que no haya habido hijos e hijas de mujeres de moral relajada que hayan esperado para agarrar la mano a Valentín y juntos joderle el día a la pareja – por poco tiempo – en cuestión. Felicidad.
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