La de cosas que uno aprende en tan poco tiempo. Yo, ninguna, si he de ser sincera, pero como dicen que eso es cierto voy a hacer como que lo creo y a esperar en algún punto de mi vida que tenga iluminaciones sucesivas en intervalos cortos de tiempo. Esta mañana he decidido que querÃa escribir; no tengo motivos, ni ganas, ni nada que me lo impida, de paso, por lo que aquà estoy, escribiendo estas palabras mientras intento averiguar en qué se van a focalizar esta vez.
Muchas personas me han dado opiniones varias sobre la última entrada y ahora que la leo me siento profundamente orgullosa de ser capaz de plasmar mis sentimientos, porque pocos pueden y es una tarea pendiente de la humanidad, pero también me siento aterrada: ¿eso salió de mÃ?. Ahora que te fijas, intentas entender los sentimientos que debÃas tener en ese pequeño momento de arrebato en el que la depresión te oprime y con la mente frÃa uno no es capaz de discernir con claridad de qué parra se ha caÃdo para escribir semejantes barbaridades.
Vale, que sÃ, no me estoy retractando de mis palabras. La entrada tenÃa una clara intención y era que todas las personas que alguna vez pasan por ello, lo quieran reconocer o no, tuvieran apoyo de gente solidaria en sus mismas circunstancias y que pudieran ver, de mejor o peor manera, un poco de luz al final de la tristeza. Pero quiero que esta entrada también sirva de reprimenda, para que todos sepan que si conseguimos salir un poco de la oscuridad y con la mente frÃa otear el horizonte, nos daremos cuenta de lo tontos que fuimos al pensar que eso era el fin del mundo.
Últimamente un fenómeno curioso llamado importancia me ha venido a importunar, nunca mejor dicho, y ha hecho y deshecho a mi costa todo cuanto ha querido en mi vida para al final dejarme tal y como estaba. Supongo que, sin ir más lejos, la importancia llegó y buscó en la falta de afecto y aliado para cerrar filas ante mÃ, no dejándome pensar y sin otra salida más que unirme a ellos con mi desdicha. Asà consiguieron que llegara a mi estado anÃmico más último y bajo, creyendo que mi vida no podÃa ser peor y condenándome a la indecencia. Pero de todo se sale si la importancia decide un dÃa que se ha aburrido de entretenerse contigo.
¿No les ha pasado nunca que se levantan un dÃa y no entienden nada? Pues asà me encontré yo recientemente, al encontrar algo a lo que darle importancia verdaderamente y porque era necesario y ver que aquello a lo que se lo daba con anterioridad no lo merecÃa. Es como cuando te ponen un ejemplo de vida miserable y tú dices: bueno, al fin y al cabo mi vida no está tan mal. Pues eso mismo me pasó a mÃ, vi algo de vital importancia en mi vida y pensé que no habÃa nada que fuera mÃnimamente similar en importancia, al contrario de lo que yo creÃa. Y sÃ, repito mucho la palabra importancia porque es un tema importante y le quiero dar cierta relevancia.
AsÃ, señores, es como uno se olvida de la gente. Un dÃa se levanta y piensa que no tiene que perder el tiempo con ciertas personas que importunan, no les debes nada. ¿Por qué molestarse con alguien cuando verdaderamente no quieres? ¡Pues déjalo! A otra cosa, mariposa, y que se busquen a otra persona a la que importar. No te creas que aquà se termina todo, porque lo gracioso de la importancia es que es ostentosa y se nota, y a la que dejas de importarte por alguien esa persona se da cuenta de forma casi inmediata y ahà tienes, queriendo recuperar su importancia como un guerrero su hacha letal. Los hay también que respiran aliviados, porque no querÃan ni tenÃan la más mÃnima intención de que les importaras, ¡haber empezado por ahÃ!.
Asà que aquà me hallo, tachando personas de mi lista de importancias y añadiendo otras nuevas. Es bueno tener siempre presente que en esta lista deben encontrarse las personas que, tras un exhaustivo examen, determines que se me recen empezar con las prácticas de importancia en la empresa de tu vida, y que nada – ni siquiera la importancia – decida que te tienen que llamar la atención, porque luego uno se lleva grandes decepciones cuando espera cosas de los demás; y resulta que siempre, siempre, lo que esperas no está donde lo esperaste.
Al final, lo malo de que te deje de importar una persona no es el hecho en sÃ, es descubrir que perdiste un cupón de oportunidad con alguien que no se la merecÃa. Uno no puede decir nada de nadie, porque ya se dice que aquà el que esté libre de pecado que tiré la primera piedra, pero es triste descubrir que las personas son tal y como tú no querÃas que fueran, que en definitiva no tienen nada útil por dentro, que son tan simples y llanas como aparentan ser y que les has atribuido unas cualidades, con toda la buena intención, que no saben ni cómo afrontar. Lo bueno, sin duda, es que una vez asimilado todo eso, puedes seguir adelante con tu vida dejando atrás lo que no querÃas en ella y que, sin embargo, se metió entre los recovecos de la importancia.
Siempre hay que aclarar con esto que no hay que realizarle un examen de conciencia a cada una de las personas que pasan por tu vida, no es un casting de gente selecta; a veces, una gran mayorÃa, descubres que personas maravillosas se colaron en ella sin querer y no quieres que se vayan nunca. Pero ten cuidado con aquellos de los que dudas, porque al final, por muchas palizas que se lleven las primeras impresiones, siempre son las mejores.
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