Desde que volviera a mis brazos he vuelto a pensar. No es que tenga por costumbre idiotizarme a ratos, ni mucho menos, pero desde la nube sobre la que me poso todos los dÃas hoy se en las cosas más bonitas.
Soy una persona que reflexiona bastante. Mucho. Demasiado en ocasiones, y que la lógica de mis pensamientos muy pocos la entienden, pero nadie la acepta. Pienso en factores externos más que en la simple idea; vamos, que soy de comerme la cabeza.
Pero en ocasiones se da que no pienso absolutamente nada y, he de reconocer, que no pasan cosas buenas. Cuando, milagrosamente, sà que ocurren, dejo de querer pensar. Porque sé que si pienso, algo tendrá para que deje de ser bueno. Sé que de un dÃa para otro me contradigo, pero asà somos las personas.
Desde que te fueras de mi lado también volvà a pensar. Y entre este momento y el primero han cambiado tantas cosas en mi vida, que sólo de pensarlo me da vértigo. Pero como el propósito de esta carta no es otro que el que sepas de mà y que, de alguna manera, también sepas cosas de ti que no sabes, o que sabes pero no quieres reconocer, voy a hacer de tripas corazón y dejaré el vértigo en un segundo plano.
Sé que me va mejor que a ti. Sé que yo encontré personas para querer y que en momentos los quise y a algunos todavÃa los quiero; mientras, tú te mientes y haces daños. Sé que hice amigos puros, de los que te quieren y siguen sin condiciones ni venganzas- Sé que donde caben dos, ya no caben tres nunca más, porque ese hueco que dejaste lo rellenamos con las que cosas que se lo merecen. Sé que ya no quieres a los que te querÃan y que yo he descubierto que ellos me siguen queriendo a mÃ.
Sé que soy feliz, más que tú, y eso me hace más feliz si cabe, porque un dÃa decidiste llenarme de ti para descubrir que lo malo que llevaba dentro procedÃa de tu persona. Ya no tengo nada más que me at a ti, ni siquiera un interés rencoroso de tu vida.
Esto es una carta de adiós. Una carta en la que te digo que gracias por ya no estar junto a mÃ, y gracias por enseñarme lo peor. Sé que no seré yo quien vuelva a preguntar por ti. Ya no.
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