Ya se sabe que en la vida la gente maneja tráfico de secretos. Interesa saber más de los demás que de uno mismo, interesa saber qué es lo que se mueve en la vida de la gente, los cotilleos, escarceos, escándalos, desgracias y vicisitudes de las vidas que nos rodean. Pero estos días me ha dado por pensar que, le pese a quien le pese, es por desgracia que esto de contar tu vida ya no vende.
Y digo por desgracia porque yo vivo y desvivo por contar mi vida y las vidas de los demás. Para empezar este blog, que lo único que he hecho en él toda la vida es contar mi vida, lo que pensaba y lo que sentía, añadiendo de vez en cuando alguna que otra historia disparatada e información que no tiene por qué resultar interesante. Continuando con mi pasión por cotillear sobre todo en general y sí, porque me gusta enterarme de la vida de los demás y no tengo ningún problema en admitirlo; soy de esas que intentan enterarse de los rumores y escarceos de la vida de los demás y guardan esos datos como si fueran oro, que va ganando riqueza con los años cual reliquia.
Está claro que nunca nos vamos a deshacer de los chismosos y cotillas, pero este mundo ya no es lo que era. Y si antes los demás hacían todo lo posible por enterarse de lo que la gente piensa y hace, ahora es la propia gente la que se encarga de que quede claro lo que está sucediendo en su vida. El mundo se ha convertido en un gran blog donde a todo el mundo le apasiona hablar de su vida y tan sólo de su vida; hay mucha gente que quiere hablar y poca que esté dispuesta hoy en día a escuchar. Antes nadie quería decir nada y habían mil y una orejas dispuestas a escuchar el más mínimo detalle mientras que ahora todo el mundo mantiene la boca abierta y los oídos taponados.
Sabemos que todo va por extremos. No podemos pasar por puntos intermedios sobre todo en este caso en el que el punto medio, sin duda, es la mejor opción de todas las posibles. Porque no estaría de más que algún día en vez de todos querer lo mismo cada uno hagamos cosas distintas para complementarnos, así dicen que funcionan las parejas y en mundo en general. Todo son cosas a pares que se necesitan mutuamente para poder funcional. Pero, claro está, la especie humana no es algo que funcione nunca del todo bien por lo que no es una locura pensar que probablemente nunca consigamos que, más o menos a partes iguales, hayan personas dispuestas a hablar y otras tantas a escuchar.
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