Entrada 201 y no, no parece que fuera ayer la primera. Me he permitido el lujo de pasarme cinco minutos buscando al entrada que hice cuando cumplà la 51, sorprendiéndome de que, en verdad, nunca hice ninguna para celebrar la 101. Asà soy yo, que ni siquiera me conozco.
El mundo ha cambiado y mucho, pero aún asà creo que hoy toca hablar un poco sobre mÃ. Ese es uno de los cambios más sustanciales que he encontrado durante estas 200 entradas, que ya no hablo tanto de mÃ. Antes la intención de este blog era hablar de mÃ, de lo que pensaba, de cosas que quizá solo tuvieran sentido para mà porque sólo yo lo sabÃa vivir de la manera que lo transmitÃa. Ahora hablo más del mundo, supongo que forma parte de la madurez de una persona, que tiene que preocuparse menos de uno mismo y centrarse más en cómo se comporta el mundo en el que va a vivir.
Pero aún asÃ, me gusta recordar que antes sabÃa mirar dentro de mÃ, expresar todo lo que sentÃa de manera inmediata. Ahora tampoco tengo tiempo y el tiempo que tengo viene implÃcito con circunstancias de la vida que se imponen a mis pensamientos y quieren florecer. Pero me gusta, forma parte de mi cambio y ahora, advertida, creo que puedo compaginar más el hablar de mà y de la vida.
Durante estas 200 entradas he dedicado palabras muy bonitas a personas que terminé despreciando, he dedicado palabras a gente que ya no me importa, gente de la que no me acuerdo o gente que todavÃa sigue en mi cabeza, como personas que simplemente recuerdo o como grandes amistades que no perderé jamás. He hablado en momentos puntuales de personas concretas que no he vuelto a mencionar y muchas veces he hablado de personas que ni siquiera sabÃa que se veÃan reflejadas en mis palabras, de forma indirecta.
He dejado a un lado la parafernalia de lo visual, que poco a poco se hacÃa cada vez menos importante y me he centrado en las palabras. Simple, yo misma, me gusta sentir que todo se ha quedado en un segundo puesto para dejar que simplemente escriba, sin más, sin nada que interrumpa, entorpezca o distraiga. Sólo yo escribiendo y 200 entradas que han supuesto el cambio.
Hay entradas que se contradicen entre ellas, hay algunas demasiado poéticas para que hayan salido de mÃ, algunas crueles y despiadadas y otras que sólo transmiten mis momentos más amargos. Algunas entradas irreales, de sueños y ficción que alguna vez me gustó compartir, y otras que son la plena esencia de mi pasión y desesperación, de mi necesidad y de mis ganas de compartir, de disfrutar de los demás. Hace pocas entradas comenté que la gente tiene siempre una visión de tu vida y que, en la mayorÃa de las ocasiones, nunca era acertada. Creo sinceramente que, si alguien tuviera el valor de leer cada una de mis entradas, me entenderÃa al cien por cien y sabrÃa que soy yo, tal cual, con mi evolución y mi pensamiento.
Por eso, tras 200 entradas, y algún que otro disgusto por el hecho de que no sean más como a mà me gustarÃa, estoy contenta de lo que he hecho, de haber evolucionado y de asumir que aunque no soy todo lo que quisiera, soy yo.
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