¿Sabéis lo que es un Sugus? Estos caramelos empaquetados de colores, cada uno de acorde con su respectivo sabor (supuestamente) y que ha sido las delicias de miles de jóvenes en los tiempos de Maricastaña y protagonista de frases tales como: "das más asco que un baboso con un Sugus". Si ya te he puesto en situación te diré algo: los Sugus han vuelto, están de moda y no piensan marcharse.
Intento encontrar el momento en el que estos caramelos olvidados, que sólo eran mencionados cuando uno quería recordar viejos tiempos y anhelar las tardes infantiles, pasaron a ser una más de las golosinas preferidas tanto por niños como por mayores. No sé en qué momento esto sucedió a gran escala, cuando el Carrefour empezó a vender bolsas de kilo o cuando las máquinas del metro empezaron a rellenarse con paquetitos de Sugus, pero sí sé cuándo sucedió esto en mi más inmediato entorno.
Un chico de clase un día, sin más, y probablemente ya introducido en la ola general (que no se sabe aún de dónde procede), trajo una bolsa de Sugus. Todos gritamos: "¡hostia, Sugus!" y entramos en la vorágine de estos caramelos adictivos. Luego empiezas a darte cuenta de que ya estaban ahí cuando tú mirabas y no los veías.
Lo de los Sugus es una lección de vida. Es el típico caramelo que te toca las narices porque se te pega en los dientes y te atrapa en una sarta de improperios hasta que consigues liberar tu dentadura. Lo de los colores, más inquietante aún, porque todos entendemos que el de limón venga envuelto en amarillo y el de naranja en naranja... ¿Pero el de piña en azul?
Y a pesar de que no entendamos cómo han resurgido de sus cenizas y qué pasa con el Sugus de piña, siempre tendremos en nuestra mente que las modas, aunque pasajeras, siempre vuelven.
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