Ayer me asaltó la idea de volver a escribir aquí. No como si fuera una revelación divina, sino porque simplemente me acordé. Ha sido una semana bastante interesante, de pocas que he tenido últimamente. En esta semana no he podido determinar tiempos entre el Lunes y el Viernes, ya que se me ha pasado tan deprisa que el Jueves juraba y perjuraba que quien me consiguiera afirmar que era Jueves y no Lunes, era un mentiroso. Son semanas productivas en las que tantas cosas que haces te impiden desconcentrarte, llegar a la inopia y aburrirte en momentos de “podría hacer cosas más productivas que mirar al techo”.
Hoy, a pesar de ser fin de semana y de tener el inconveniente añadido de la pereza, he acometido religiosamente mis tareas y he conseguido salirme con la mía. No sé cómo lo hago, pero la verdad es que he encontrado la cura de mis males de una manera poco sana. Se podría decir que como me conciencio de las cosas con demasiada antelación y acometo éstas a la primera, me sobra el tiempo y no hago nada. Ahora, vivo al límite con el tiempo y la soga al cuello, apurando hasta el último momento; he pensado que si ves que tienes poquitísimo tiempo para hacer miles de cosas, no perderás ni una décima de segundo en hacer el ganso.
También hay que reconocer que es una apuesta arriesgada, porque bien te puede salir el tiro por la culata con el límite y verdaderamente quedarte sin tiempo y fastidiarla. Pero bueno, por intentarlo que no se diga.
Últimamente tengo una misión impuesta. Se podría decir que era algo que yo ya tenía en mente y que la casualidad de la vida ha hecho que entre todos sea algo que queramos conseguir. Me estoy curando de males y he decidido limitar el número de palabrotas que digo al día. No es algo imposible aunque en un principio yo así lo viera y muchos días me sorprende sustituyendo tacos por palabras más suaves sin siquiera pensarlo, como si ya me hubiera habituado a ello. No es un propósito de año nuevo, pero tiene la misma funcionalidad sin la desventaja de que nunca se llevan a cabo.
Una amiga mía ha adoptado un método eficaz de trasmisión de datos. Consiste en comunicar en tres palabras o frases muy, muy cortas, todo lo que se quiera decir en ese momento. Es decir, que tienes que escoger con exactitud aquello que puede definir de mejor manera tu estado tanto sitial como mental. Creo que no sería capaz de conseguir hacer eso, ya que siempre tiendo a extenderme como una desgraciada, pero si tuviera que intentarlo en este momento creo que diría: paz, precisión, satisfacción. ¿Qué tal? No sé si puede definir perfectamente como me siento ahora o como no me siento nunca, curiosamente, pero ahí lo dejo.
0 huellitas