A veces escribo cosas y no me entiendo. Dejo escritos pendientes, de estas ideas maravillosas dignas de compartir aquĆ. Pero es lo que tiene las cosas pendientes, que se quedan ahĆ y nunca se realizan; si no, ¿por quĆ© existen estos fantasmas que se quedan atados a la realidad por causas pendientes?. Y no, no creo en fantasmas pero es que hace poco pensĆ© en Casper y dije: mira, Ć©ste tenĆa cosas pendientes.
Esta maƱana pensĆ© en aquello que dije de escribir treinta y pico entradas en sĆ³lo las Navidades y aunque cada vez estĆ” mĆ”s cercano el dĆa en que eso se quede pendiente (porque ya voy muy justita de tiempo) me decidĆ a disminuir un poco el nĆŗmero que nunca se harĆ” realidad. Hace poco me escribĆ en el mĆ³vil el tĆtulo de una entrada que querĆa hacer. SĆ© que pensĆ© que no hacĆa falta aƱadir nada mĆ”s porque me acordarĆa de lo que querĆa escribir y ¡voila! No me acuerdo de nada.
AsĆ que escribo esta entrada pajosa, con continuos rellenos de espacios, en un intento de conseguir recordar. Mientras, unas cuantas noticias rĆ”pidas de mi existencia. No, pensĆ”ndolo bien, no tengo noticias rĆ”pidas de mi existencia. De hecho, creo que durante las Navidades nadie tiene noticias rĆ”pidas de su existencia, es un vacĆo, como los vacĆos de poder de las leyes y gobiernos, es un espacio temporal en bucle como las dislocaciones (chiste inteligente). Pero de estos bucles temporales que derivan de la Navidad ya hablarĆ© mĆ”s adelante.
De los vacĆos de poder no, de esos puedo hablar ahora. Ayer mi padre me explicĆ³ que mi abuelo estĆ” en una situaciĆ³n favorecedora en cuanto a delitos se refiere. Me dijo: “tu abuelo puede conducir sin carnĆ© y sin puntos y no le pasarĆa nada”. Ampliando, me dijo que a una persona mayor de una cierta edad no se la puede meter en la cĆ”rcel, igual que a los culpables de delitos que lo sacan de la cĆ”rcel llegada esa edad. Y pienso, ¿y si a un viejo loco (o no tan loco) le da por matar a la gente paseando por la calle?. Probablemente lo meterĆan a un asilo, pero ahĆ se quedarĆa el hombre tan tranquilo despuĆ©s de haber matado a todo Dios.
Y reflexionando aĆŗn mĆ”s sobre el asunto, ¿y si la persona es muy rencorosa? Me considero bastante rencorosa y un poco desquiciada, asĆ que si esto con la edad persevera, a lo mejor de anciana me da por buscar a mis enemigos e ir matĆ”ndolos de uno en uno. Total, lo Ćŗnico que me pueden hacer es meterme en el asilo y ahĆ tendrĆa comida, cama y a alguien que me hiciera compaƱĆa.
AsĆ que hay muchas cosas que arreglar en las leyes, yo lo dejo ahĆ por si alguien quiere coger el testigo. Eso sĆ, antes avisad, no vaya a ser que yo de mayor me lĆe a matar gente y luego, de repente, sĆ que metan a la gente mayor en la cĆ”rcel.
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