Hoy es la primera vez que escribo desde mi móvil y voy a ser sincera: es por pura necesidad. Y es que aunque me va a costar, y mucho, escribir todas las tildes desde tan incómodo teclado y estamos en medio del debate de la nación, con nuestros futuros y posibles candidatos a la presidencia, me ha llegado un correo que me ha tocado la moral.
La gente tiene un instinto natural para querer apropiarse de las cosas. Y sí, créditos por gusto. En verano, tras escribir unas crónicas del IV Salón del Manga de Tenerife, a los pocos días del director de la web en la que se publicó me mencionó un incidente: una lectorw había dejado un comentario según el cual una de las imágenes que utilicé en el reportaje era de ella. Vale, puede ser, eran las únicas imágenes que no hice yo misma. Voy a dejar a un lado el hecho de cómo coño las casualidades se producen así y me voy a centrar en el hecho de que: ¡es necesario! El comentario era bastante soberbio, dejando incluso una exigencia: que se le dieran créditos al pie de la noticia por la fotografía.
Pues ahora mismo acabo de leer un comentario que me dejaron en el Blog, en una antigua entrada llamada "Redependencia". El análisis que hice fue inocente y nacido de mi experiencia, imaginación y reflexión. Y aquí llegan otra vez los comentarios soberbios: referencias a su blog, en el que ya había hablado del término. Señores, ni estoy pendiente del mundo ni copio a nadie. Relax, por favor, pensad en cosas bonitas. Me gusta que la gente deje comentarios sobre lo que escribo, pero algunos deberían de aprender que hay ideas que tienen muchos aunque creamos que son únicas.
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