Cuando el problema más nimio causa dolores de cabeza, lloros y cabreos, debemos preocuparnos. Quizá ese sea el problema, que nos preocupamos nosotros porque nadie se preocupará en nuestro lugar, aunque ese sea su deber. Y en eso se resume la educación hoy en día: dolores de cabeza, lloros, cabreos, preocupaciones, estrés, soledad y, hablando mal y pronto, folladas por el culo impresionantes y de duración prolongada. Lo peor: que todo esto sólo le pasa a los estudiantes y allegados.
Y es que, por desgracia, el Gobierno, la Institución, los educadores o quien coño sean los que se deben de encargar de la educación española, no son allegados nuestros. Cuando el dinerito llama a la puerta...no escuchamos al vecino de al lado.
Puede que esta sea la entrada en la que peor me exprese, pero para aquellos que no me conocen, debo reconocer que cara a cara y en conversaciones orales, sin duda soy la más malhablada del mundo. Abuso de los tacos y palabrotas y no soy capaz de hablar en un tono deferente y amable. Y así va a ser, porque es un tema que me lleva tocando toda la vida y me he recibido violaciones a diestro y siniestro, hasta me he acostumbrado a ellas, pero cuando le suceden a un allegado, tocan más.
La educación sufre por todos los frentes y el primero es la distancia entre educación y educación. Considero que la educación son como los microclimas: están en ciertos lados pero, si nos fijamos, están en toda partes. Y es que en cada lugar la educación es como le sale a la gente de las narices. Porque me gustaría saber a mí las razones de que en Madrid, un alumno de colegio público pueda cursar Química, Física, Matemáticas y Dibujo Técnico, y yo, alumna de Tenerife, tengo que escoger de esas cuatro, dos. Me gustaría saber por qué cuando llego a Madrid, todos (incluidos los que no son de Madrid) han dado conceptos, temas y materias de las que a mí no me sonaba ni el nombre.
Incluso si nos centramos en algo tan simple como el físico, me gustaría saber por qué yo he estudiado en un instituto prefabricado mientras la gente estudia en institutos de cinco pisos, y por qué mi hermana se queda sorprendida y le da miedo entrar a una universidad de Madrid, porque es mucho más “impresionante” que la suya de Tenerife.
Me gustaría saber por qué (y esto sucede en todas partes) los alumnos tenemos que tragar con profesores que se dedican a soltar el rollo, que siendo rollo o no, termina convirtiéndose en tal, que no hacen nada porque sus alumnos aprueban y que luego tocan los cojones en los exámenes con la bandera de “vamos a joderlos a todos”. No son tonterías de colegial de mi profe me tiene manía o me suspendieron. Es que yo he descubierto que sí existe el ME suspendieron, que van a hacer daño y que luego, aprueban a quien les da la mismísima gana porque la ley les obliga a aprobar a X personas.
Ya que estamos, también me gustaría saber por qué tengo yo que aguantar que los profesores universitarios, cuyo trabajo es el mismo que el de un profesor de escuela, se dedican a tocarse los huevos mientras los alumnos tenemos que hartarnos a hacer exámenes tipo test que corrige una máquina. No es por maldad, pero los profesores de escuela se matan a corregir exámenes, ¿qué diferencia tiene un profesor universitario? ¿Más morro? Tampoco es por tiquismiquis, pero si de toda la vida los exámenes tipo test molan mogollón, explicadme por qué, de golpe 650 personas concuerdan en una premisa: “los exámenes tipo test son un infierno y estamos hartos”.
Me gustaría saber por qué puñetas los alumnos se organizan mejor que la propia Organización, cuyo nombre implica una soberana ironía. Por qué, cuando todavía no hay ni listas de organización por la desorganización ni nada, los alumnos ya saben lo que tienen que hacer. Yo ya sé a qué clase tengo que ir para que me concuerden todas las horas entre las asignaturas de segundo y de primero, mientras que mi universidad todavía ni ha puesto a los alumnos con asignaturas pendientes en alguna clase. Y cuando lo hagan, tened por seguro que a nadie le vendrá bien, porque hacen las cosas para hacerlas y ya, no para que todo quede ordenado.
Me gustaría saber por qué mi carrera vale más que otras, por qué prima la depreciación, el desprecio y la preferencia, que es la única conclusión que saco yo al respecto de estas tasas. Me gustaría saber por qué el problema que tiene mi hermana para estudiar es que no puede cambiar asignaturas porque le tendrían que devolver dinero. ¿Es educación o negocio?
Me gustaría saber por qué mi hermana tiene que ser su propia coordinadora y secretaria porque las personas que desempeñan esa función saben menos del sistema que los propios alumnos. Me gustaría saber porque diez asignaturas están puestas a la misma hora si tienes que escoger 3 de esas 10, viva de nuevo la organización y las ganas de hacer horas en el trabajo.
Me gustaría saber mil cosas más y pondría bonitos y bonitas a más de uno por todo lo que está mal y por todo lo que no quieren solucionar, pero el pesimismo siempre me juega malas pasadas y sé que todo va a ir a peor. Me gustaría saber por qué todo tiene que ser tan complicado, por qué los alumnos de forma digna y racional, nada de sobradas, son capaces de llevar a cabo algo que personas adultas y sensatas, supuestamente, no se plantean. Aquí cada uno tira por sus intereses y, por una vez, deberíamos dejar a los alumnos que tiren por sus intereses, ya que son los más indicados para ello.
Y si alguien es capaz de responderme a todo lo que me gustaría saber, quizá, sólo entonces, entenderemos que no son los jóvenes los que no quieren estudiar, sino las instituciones quienes lo impiden.
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