Sí, YO, y nadie más. Que viejos recuerdos de aquellas calcomanías cibernéticas, que aquellos idiomas canis que, sin saberlo, lo eran. Creo que me tengo que expresar un poco mejor, porque la gente no me sigue. Bienvenidos al baúl de los recuerdos, hoy: el Messenger.
Aunque para todos era algo fascinante e increíble y, sin miedo a equivocarme, la primera vez que llegó a mis manos fue cuando todavía tenía tarifa plana en mi casa y sólo te podías conectar a partir de las seis de la tarde. El Messenger 4.5, que te venía de serie en el Windows XP, era algo asombroso, con emoticonos incluidos. Con sus sucesivas y más modernas versiones, se vivió un auge en el chat, a lo movida madrileña pero sin banderas ni pelucas.
Y es que era toda una ciencia que se dividía en tres ramas: gramática, plástica visual y enunciado. En el campo de la gramática te podías encontrar tantas ramas y subclases que son difíciles de definir así que simplemente nos quedaremos con el hecho de que las personas, individualmente o de forma grupal, decidieron escribir con k y comiéndose las letras, lo que se llama gula o comer por comer. Y claro, luego el entramado de líneas era un galimatías digno de descifrar; aunque digno o no había que hacerlo si no querías que la conversación se terminara por incomprensión entre parlantes.
En el campo de la plástica visual habían dos clases: emoticonos y displays. Los emoticonos al principio hacían gracia y eran una novedad, pero resultaron tan graciosos que dieron el salto al campo de la gramática, ya que formaban parte de lo que los demás te escribían, un examen difícil sobre gramática, que se viene diciendo. Los displays (avatars de toda la vida, hasta que apareció James Cameron) eran esas imágenes que te ponías como identificativo y, aunque muchas veces ni siquiera eran fotos tuyas, otras veces era necesario que no lo fueran, teniendo en cuenta la de cosas que se podían poner ahí. Para desgracia de todos, los displays han evolucionado a las fotos Tuenti.
Por último, en el campo del enunciado, estaban los nicks. Y este es el único campo en el que caí sin remedio. Porque con tanto simbolito y letra, al final todos alguna vez hemos escrito cani, y si encima nos da por ponerle también emoticonos y colores, tenemos un problema complicado de ver en cualquier tipo de campo. Pero, le pese a quien le pese, el nick era algo vital en la información de alguien con Messenger.
De cualquier forma, y no sé si es una opinión mía o algo que se ha ido extendiendo, las redes sociales han ido tornándose más exigentes o con otros gustos. Messenger se fue quedando sólo, la webcam y las charlas pasaron a un segundo plano ante las fotos, las fotos y el chat de otras redes como Tuenti y Facebook. O, incluso, como Twitter, que se podría considerar un paso atrás con respecto al Messenger. Puede que sólo me pase a mí, pero todos los días se me abre el Messenger automáticamente como si no estuviera abierto, ni una conversación, ni un contacto. Al final, se ha quedado como una cuenta de correo para recibir y enviar. Y es que todo tiene su fin...como Facebook. Hablamos en Noviembre.
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