Hablemos de invención. Invención por el simple hecho de que somos capaces de hacerlo, queremos, podemos y es entretenido. Invención porque a veces es una necesidad que nos permite alejarnos de la realidad, de mirar más allá. Dijo un científico que se ve con los ojos pero también con la mente, y que eso se llama imaginación: mirar con el cerebro.
Hablemos de una costumbre o rutina, como se quiera llamar, que he ido desarrollando a lo largo del tiempo: la pluripersonificación. Y sí, la palabra también forma parte de mi invención. La pluripersonificación consiste en inventar caracteres, personajes, formas de ser que no son la que eres. No entraré en discusiones de gente a la que se le ocurra decirme que hago esto porque no me gusta como soy, porque no me siento conforme conmigo mismo y no sé cuántas más necedades. Hago esto porque puedo y porque mi imaginación me lo permite. Son formas de inventar vidas que te pueden enseñar cosas, personalidades que, aunque sean parte de tu imaginación, te pueden aportar y enriquecer tu propia personalidad.
No voy a hacer una descripción detallada de todos los caracteres que me voy inventando. En Twitter, de vez en cuando, escribo algunos, claro que una descripción permisiva para los 140 caracteres, tampoco voy a hacer veinte tweets para que me quepa una descripción más completa. Simplemente escribo esto para compartir esta idea, para animar a todos los que lean esto a hacerlo. No se trata de soñar con alguien que quieres ser, incluso puedes imaginar que eres alguien que no se te ocurriría jamás ser, es simplemente un ejercicio de empatía y de reacción ante un entorno adverso o mínimamente distinto al que nos rodea.
Tampoco hace falta dejar de ser quien eres, simplemente puedes ser tú mismo pero en un entorno distinto, algo así como si tu vida diera un giro drástico y pasaran cosas en ella, sin cambiar tú como persona. Esto también es un buen ejercicio para desarrollarte en medios distintos pero, a su vez, también implica que puedas imaginarte en situaciones que, por diversos motivos, todavía no se suceden en tu vida. Hay que discernir entre situaciones que no se producen por imposibilidades pero que, en algún momento, sí que podrían hacerse realidad; y situaciones que por nada del mundo van a hacerse realidad pero en las que te gustaría verte.
Cada uno ejercita la mente de la mejor manera que puede, y ante momentos de estrés, de agobio o de cualquier otra índole nociva, siempre podemos desconectar unos instantes e imaginar, por un momento, que las cosas son distintas. Quien sabe, si conseguimos sobrevivir plenamente en nuestra imaginación, quizás desarrollaremos la capacidad de sobrevivir en la realidad.
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