x.Momento: analizando mi intento de suicidio falso
x.Estado: histérica
x.Anime del día: bastantes dibujos hay ya en la vida real
x.Libro: sigo esperando...
x.Serie: Gossip Girl
Yo ya no sé qué pensar. Durante estos días he estado subiendo entradas que ya tenía escritas de días anteriores y que por A o B motivos, no había subido. Ahora, cuando más necesito tener una entrada que subir, veo que se me han acabado.
Tengo sueño y no puedo dormir. Mañana tengo un examen muy importante y me siento como cuando tienes tu primer día de clase, que te metes en la cama y te vas despertando cada hora. Asqueroso. Vergonzoso. Frustrante. Porque en realidad tengo sueño, quiero dormirme pero no puedo. Y todo esto en un día de elecciones, de gente hablando de política, revolución, derechos, dimisión, reivindicación y, sobre todo, hablando de gilipolleces. No tengo ganas de perder el tiempo hablando de lo que todo el mundo habla. No voy a dar mi opinión sobre la victoria de X partido político, ni voy a mandar saludos a los de la acampada de X sitio de todas las comunidades autónomas, ni voy a hacer nada que tenga que ver con esto. Ni 22M, ni 15M, ni la M que los parió. Yo tengo una prioridad: dormir.
Me duele la cabeza de escuchar tonterías. Ocasionalmente lo llevo con normalidad, pero nunca tenía que haber aguantado a alguien por el mero hecho de que tengo que aguantarlo. No me gusta que la gente me sugiera lo que tengo que hacer, porque las sugerencias son hipócritas. ¿Es que acaso no se dan cuenta de que no es nada sutil hacer sugerencias? ¿No es obvio que decir: “me parece que deberías...” oculta un reproche? ¿Sabes cuánto me importa lo que le parezca a la gente? Lo mismo que me importa que alguien ande por la calle. Cero. Nada. A mí como si me miran de reojo o por encima del hombro por preocuparme por mí y de mi vida. A mí como si suspiras con resentimiento porque hago lo que me da la gana y me importa cero lo que la gente quiera. Haced como yo, apoyad y ya. Que la libertad está para hacer lo que uno quiera dentro de los límites de la legalidad, y si yo opto por pasar de toda la parafernalia, bien.
Hoy he dedicado el día a varias cosas: estudiar, ver F1, leer dos artículos (uno sobre el cerebro y otro sobre las causas del accidente de Barajas del 2008), comer y culturizarme. ¡Ah! Y darme cuenta de que la gente es estúpida y que se quejan de ellos mismos sin darse cuenta. ¿Y qué pasa si la gente escribe tweets de lo que le da la gana? ¿Sabes que criticar lo que twittean haciendo un tweet sobre ello es escribir sobre lo que criticas? ¡Imbécil! Yo lo sé, y eso es lo que estoy haciendo, darle importancia a lo que estoy criticando.
Porque la estupidez se tiene que corregir. Y yo sé, y entiendo que la gente se dedique a hablar sobre lo que en este instante le importa. Pero permítanme esa licencia a mí también, que puede que sea la única persona que ahora mismo se está comportando como una histérica porque la privan de poder opinar sobre otras cosas, cuando al final termino hablando de lo que habla todo el mundo. ¡Porque no me dejáis tranquila!
Me quiero morir un ratito. Puede que me pasen dos cosas: que como Fonsi Nieto, vea la luz (siempre pensé que este hombre algún día encontraría las pocas luces que tiene); o que me reencarne en otra persona. Y, a ser posible, pediría reencarnarme en otra época. Y por bocazas podría volver al medievo, siendo una esclava o una criada maltratada. Pero por lo menos mira, abriría mis horizontes y tendría nuevas experiencias, podría dormir y no tendría que escuchar todas las tonterías que escucho.
Yo hace poco vivía alejada de estas locuras. Yo no conocía el mundo, no te interesaba lo que opinaban los demás, no estaba culturizada, no era consciente de que la gente hacía cosas, de que la gente hacía cosas sin conseguir nada, de que la gente creía que hacían cosas para conseguir algo...Ahora, bueno, digamos que sigue sin importarme lo que opinen los demás, pero lo respeto y lo valoro.
Yo, hoy, protesto por mí. En estos instantes con un pie ya por fuera de la ventana. Pero mira por donde hoy me siento crítica. Y normalmente cuando estoy crítica, histérica, desesperada y sin poder dormir, me da por criticar a la vieja usanza, despotricando y volviéndome loca. Hay que ironizar en la vida, oye, si total, aquí todo el mundo ironiza y vacila y les va muy bien en la vida.
Esto es como la historia del hombre bíblico este (perdonad que me haya olvidad del nombre en estos instantes) que era un fiel devoto y Dios hizo un pacto son Satanás, apostando que el hombre, le pasara lo que le pasara, no caería en la desesperanza y seguiría teniendo fe. Y eso pasó. Y se creería Dios que estaba gozoso y que tenía fieles devotos, pero por detrás Satanás se estaba partiendo la caja por haberle destrozado la vida al hombre, de manera gratuita y con las bendiciones de Dios, nada menos. Algo así va a pasar. Ahora mismo la gente tiene fe en el cambio, en el futuro, en que hay que irse al otro bando para ver si las cosas funcionan, y por detrás estará el resto riéndose en la cara de todos cuando (si es que pasa de casualidad) las cosas sigan igual o vayan a peor, con las bendiciones de todos los españoles.
Y ahora se me ha acabo la fuente de risa. Terminado el discurso de rigor, el rebaño vuelve a casa tranquilo. O mejor dicho, los agentes secretos ninja, después de días en silencio y de alboroto instantáneo, vuelven a sus cuevas con bases de operaciones secretas en el subsuelo, dispuestos a silenciarse de nuevo para atacar por sorpresa. Y es que mucha gente hace ruido, pero al final da la casualidad de que pasa justo lo que todos sabíamos lo que iba a pasar. Y quien no lo supiera puede venir a mi casa para que le dé un par de bofetadas de realismo.
Me siento predispuesta en estos instantes a irme a la cama por el simple hecho de que ya no sé qué más hacer. Puede que, si me meto entre mis mantitas y me pongo música caiga rendida de sueño, tal vez consiga no despertarme cada hora y levantarme mañana llena de energía, nervios y miedo para hacer el examen con mi mejor mirada de sufrimiento. Puede que mañana, con tanta alegría general, me caiga una pizca de suerte y consiga, junto con ella y mis habilidades, aprobar. O simplemente puede que tras todo el esfuerzo y semanas de estudio, los frutos de ello salgan inesperadamente y apruebe porque me lo merezco. Pero, visto lo visto, aquí las cosas no se consiguen ganándolas con el sudor y el trabajo, sino con los desaciertos de los demás. Y por mucha gente que suspenda, dudo que me aprueben a mí por eso.
Ahora es mi momento de retirarme. Sigo pensando que la gente es estúpida, yo incluida, estoy dispuesta a recibir todo tipo de críticas porque lo que yo piense no significa que es lo correcto. Ya me tapo la espalda por si alguien viene a apuñalarme de listo, que aquí nadie se ha muerto por decir lo que piensa...Bueno, eso no es del todo correcto. En cualquier caso, estas son mis palabras, mis pensamientos y lo que a mí me da la gana decir. Puede que menos políticamente correcta de lo normal, pero ya alguna vez he comentado que, en ocasiones, las cosas sólo se pueden decir de una manera. He vuelto a meter el pie en mi piso y lo he dejado lejos de la ventana. He pensado que, quizás, me gustaría tener un mejor motivo (si suspendo mañana el examen, por ejemplo) para suicidarme en lugar de un millón o más de personas haciendo el payaso, diciendo estupideces, creyendo boberías y haciéndose los súper hombres, interesantes, cultos, integrados y sofisticados. Enhorabuena, habéis encontrado vuestro momentáneo lugar en el mundo. Ahora, a dormir como yo. Mañana ya tendréis tiempo de seguir haciendo el payaso.
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