x.Momento: a punto de arroparme
x.Estado: soñolienta
x.Anime del día: no doy a basto
x.Libro: Nadie te encontrará
x.Serie: Ángel o Demonio
Siento como si me hubiera desinflado poco a poco. No como un globo, que sin culpa y por efectos físicos tiende a desinflarse porque no le queda de otra, hundido en un cajón tras una gran fiesta. Me desinflo como si tuviera que hacerlo, como si fuera necesario el que tenga que apagarme poco a poco, y no en términos estéticos, más bien en términos psíquicos. Lo de escribir tantas entradas en un mismo mes no era un reto, ni una apuesta, ni similares, era más bien algo que hacía falta, que nacía del gusto por escribir en cualquier instante que la idea apareciera. Ahora mismo, tengo tres días para recuperar tantas entradas como me sean posibles, que aprovechando mi primer aprobado en Matemáticas, diré que de promedio debo escribir unas cuatro entradas por día para mantenerme al filo de esta etapa.
He sobrevivido a la Semana Santa. Supongo que me sirve de excusa para cubrir la poca necesidad literaria que he tenido, de forma extendida o a tamaño reducido por Twitter. Con sobrevivir me refiero a que, puestos a ablandarme y abrir mi corazoncito, tras unos cuantos viajes que incluyen también las visitas que me han hecho, ha sido la primera vez que no he llorado ni al partir ni al llegar a Madrid. Entiendo por esto no que ya estoy empezando a frivolizar con los viajes y la familia, sino que asumo que es un ciclo que tengo que superar. Si necesito las vacaciones para respirar y paso el tiempo equivalente sufriendo por el regreso, al final las cuentas me salen nulas. Puestos, vale más lo mismo viajar a que no, por lo que la serenidad es una de las cualidades adquiridas recientemente.
Otra cualidad adquirida no tan recientemente es la de hilar frases a través de palabras malsonantes, entiéndanse como tacos, insultos, palabrotas, etc. Para las personas que no sean asiduas a hablar conmigo deben pensar que es una completa locura lo que estoy diciendo. Pero es curioso que me parezca repugnante escribir textos como éste con insultos por doquier, pero sin embargo al hablar soy una de las personas que más tacos suelta por la boca, aún a sabiendas de que son sustituibles por cualquier otro tipo de palabra sinónima pero menos vulgar. Son vicios negativos que va cogiendo una con el tiempo y lo único que puedo prometer es que intentaré intentar dejar de decir palabrotas (como quien promete dejar de fumar con el Año Nuevo).
El otro día en el avión, antes de partir, me vino a la mente una serie de ideas con relación a los aviones y los lazos interpersonales que ya comentaré. Por suerte, tuve la decencia (esta vez sí) de escribir la idea de tal manera que la pueda retomar en el futuro, futuro plazo de máximo tres días porque me cambio de mes. Alguna otra idea escribí en un siempre oportuno TextEdit. Que gran invento ese, nada que ver con el Paint (el TextEdit es, en MacOS, el equivalente al Bloc de notas de Windows); en él podemos escribir rápidamente mil cosas cuando el lápiz y el papel no están a mano. Porque reconozcámoslo, siempre falta o lápiz, o papel, o ambas, pero a falta de ambas bueno es el TextEdit.
Volveré, seguramente con un tema que he mencionado de pasado y que quiero tratar en profundidad, el Twitter y mi necesidad por compartir con el mundo mis momentos, o querer pensar que el mundo es partícipe de ellos.
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