Siempre creí que estaba mal dicho. What a cold...no sé, pensando de forma literal uno puede creer que significa: "que un frío". Pero según el Google Traductor, en un nos lo podemos tragar, será eso de que los sustantivos en inglés tienen que ir acompañados de un determinante en caso de que no sean plurales. Yo no quiero entender a los ingleses, me basta con saber que de momento sigo sin olvidar cómo se habla el Inglés.
Yo lo intento deliberadamente. Pero eso de no tener mínimo 3 horas diarias de clases en inglés es un poco extraño. Veo las series en inglés, bastantes películas, me gusta contestar a gente que habla en inglés cuando tienen dudas *o intentarlo*...pero supongo que no es suficiente. Mi pensamiento inglés es lento y me estoy empezando a plantear que, quitando la lengua que más se usa, el resto se pueden ir olvidando paulatinamente.
Llevo tres días en mi casa, en mi mesa, en una perfecta posición de inmovilidad, tomando apuntes y escribiendo. Y con una manta. Siempre con una manta. En el contrato de mi piso, obviamente, no ponía que éste tenía tendencias glaciares, ni complejo de frigorífico; eso me tocaba descubrirlo a mí. Hoy en Economía nuestro profesor nos habló de los impuestos, que encarecen los precios y que por ello se suben en los bienes de primera necesidad, porque la gente no puede dejar de pagar por algo que necesita. Su comentario fue el siguiente: "nadie va a decir, no uso el agua para ahorrar, ni tampoco que no enciende la calefacción por el precio de la luz". Bueno...suerte que yo no soy nadie, porque hubiera quedado como un mentiroso. Es la función de mi manta, no encender el calefactor. ¿Por qué? Porque la luz ha subido este año, y ya está bastante cara como para contribuir por pasar un poco de frío. ¡Pues no! Manga larga, manta y santas pascuas.
Es parte de que me encante estar en mi universidad a parte, claro, de que las clases este semestre me están resultando perfectas. Pero lo mejor es entrar a primera hora de la mañana, enfundada en abrigos y bufandas, y tener que quedarse prácticamente en ropa interior del sofocante calor. Nunca se agradeció más el calor. Es como vestirse de verano, debajo de tanta chaqueta, porque no pasarás frío. Eso sí, no hay que olvidarse de ponerse de nuevo toda la parafernalia para salir a la calle. Hoy, muy valiente, bajé a la cafetería sin chaqueta, y el camino de regreso teniendo en cuenta que no se sale a la calle, sino que se pasa por al lado de la puerta que da a la calle, fue un auténtico infierno...bueno, no, porque se supone que en el Infierno hace calor.
También he tenido día de sensaciones. La sensación de que soy una rebelde. La típica historia del hijo que se rebela en contra del padre porque no le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Sólo que yo hago mucho caso a mis papis. Mi rebeldía no va en contra de ellos, sino de los demás. Puede que, en varias ocasiones, me proponga algo, o escojamos cualquier verbo, que si alguien se propone que yo lo cumpla, ya no quiero. Ejemplo simple: quiero un caramelo, si alguien me lo consigue, ya no lo quiero. Puede que no sea rebeldía, sino el simple hecho de querer guisarme las cosas sola, de tener méritos propios con las cosas. Claro que todo tiene sus excepciones.
Y también la sensación de que me gusta pegarme cabezazos contra la pared. Más de una vez he dejado claro que soy masoquista, lo reconozco. Oye, cada uno tiene sus defectos, o sus rarezas por así decirlo. La mía es esa. Hay veces que me gusta que me traten mal, pero no todo el mundo, sólo a la gente que se lo consiento. No que me traten como si fuera un desecho humano, eso no es masoquismo, es crueldad. Es más un juego y cuando ese juego lo olvidas, te crees que puedes jugar a hacer otras cosas. Y una vez más, el hombre *mujer en este caso* tropieza con la piedra, se acuerda del juego, y le golpea de nuevo. Y ahí estamos otra vez, dándome cabezazos.
Yo lo intento deliberadamente. Pero eso de no tener mínimo 3 horas diarias de clases en inglés es un poco extraño. Veo las series en inglés, bastantes películas, me gusta contestar a gente que habla en inglés cuando tienen dudas *o intentarlo*...pero supongo que no es suficiente. Mi pensamiento inglés es lento y me estoy empezando a plantear que, quitando la lengua que más se usa, el resto se pueden ir olvidando paulatinamente.
Llevo tres días en mi casa, en mi mesa, en una perfecta posición de inmovilidad, tomando apuntes y escribiendo. Y con una manta. Siempre con una manta. En el contrato de mi piso, obviamente, no ponía que éste tenía tendencias glaciares, ni complejo de frigorífico; eso me tocaba descubrirlo a mí. Hoy en Economía nuestro profesor nos habló de los impuestos, que encarecen los precios y que por ello se suben en los bienes de primera necesidad, porque la gente no puede dejar de pagar por algo que necesita. Su comentario fue el siguiente: "nadie va a decir, no uso el agua para ahorrar, ni tampoco que no enciende la calefacción por el precio de la luz". Bueno...suerte que yo no soy nadie, porque hubiera quedado como un mentiroso. Es la función de mi manta, no encender el calefactor. ¿Por qué? Porque la luz ha subido este año, y ya está bastante cara como para contribuir por pasar un poco de frío. ¡Pues no! Manga larga, manta y santas pascuas.
Es parte de que me encante estar en mi universidad a parte, claro, de que las clases este semestre me están resultando perfectas. Pero lo mejor es entrar a primera hora de la mañana, enfundada en abrigos y bufandas, y tener que quedarse prácticamente en ropa interior del sofocante calor. Nunca se agradeció más el calor. Es como vestirse de verano, debajo de tanta chaqueta, porque no pasarás frío. Eso sí, no hay que olvidarse de ponerse de nuevo toda la parafernalia para salir a la calle. Hoy, muy valiente, bajé a la cafetería sin chaqueta, y el camino de regreso teniendo en cuenta que no se sale a la calle, sino que se pasa por al lado de la puerta que da a la calle, fue un auténtico infierno...bueno, no, porque se supone que en el Infierno hace calor.
También he tenido día de sensaciones. La sensación de que soy una rebelde. La típica historia del hijo que se rebela en contra del padre porque no le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Sólo que yo hago mucho caso a mis papis. Mi rebeldía no va en contra de ellos, sino de los demás. Puede que, en varias ocasiones, me proponga algo, o escojamos cualquier verbo, que si alguien se propone que yo lo cumpla, ya no quiero. Ejemplo simple: quiero un caramelo, si alguien me lo consigue, ya no lo quiero. Puede que no sea rebeldía, sino el simple hecho de querer guisarme las cosas sola, de tener méritos propios con las cosas. Claro que todo tiene sus excepciones.
Y también la sensación de que me gusta pegarme cabezazos contra la pared. Más de una vez he dejado claro que soy masoquista, lo reconozco. Oye, cada uno tiene sus defectos, o sus rarezas por así decirlo. La mía es esa. Hay veces que me gusta que me traten mal, pero no todo el mundo, sólo a la gente que se lo consiento. No que me traten como si fuera un desecho humano, eso no es masoquismo, es crueldad. Es más un juego y cuando ese juego lo olvidas, te crees que puedes jugar a hacer otras cosas. Y una vez más, el hombre *mujer en este caso* tropieza con la piedra, se acuerda del juego, y le golpea de nuevo. Y ahí estamos otra vez, dándome cabezazos.
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