{REDdependencia}
Que no consiste en caer en la dependencia de nuevo. Ni ser doblemente dependiente, ni mucho, ni nada relacionado con esa dependencia psicológica. Es algo paradójico, el odiar la psicologÃa en un sentido cientÃfico, porque no se puede considerar que la psicologÃa se base en leyes irrefutables, más bien son sólo teorÃas, cosas inconexas (que he descubierto su significado en Matemáticas) o con poca veracidad. Tuve un pequeño encontronazo con la psicologÃa personificada en un joven aspirante a Freud, que se quedó arrinconado en mi memoria vengativa y en mis elucubraciones homoeróticas. Es como un profe que te obliga a odiar una asignatura por su culpa, un gran sÃmil para mi situación con la psicologÃa.
En realidad, sé que uno no debe hacer caso a eso de que un pequeño polluelo decida hacerse doctor por el simple hecho de que le hayan dado un par de clases y no tenga más aspiraciones ni entretenimientos en su vida que debe centrar lo poco que tiene en ello. Sin embargo, la gente deberÃa dejar de jugar con fuego cuando se trata de meterse en la personalidad ajena. Más si termina concluyendo que tengo una personalidad sanguinaria, tendencias psicópatas y, como no, mucha dependencia. ¿No se supone que gente con ese historial debe dar el suficiente miedo como para no mentarla siquiera?
Aun asÃ, me veo en la obligación moral de tenerle un respeto a la psicologÃa. Conozco gente de esos derivados que demuestra que merece la pena, a pesar de que yo no vaya a ir a un psicólogo en la vida (a no ser que me obliguen legalmente). Pero mi entrada no iba necesariamente de psicologÃa, ni siquiera de dependencia. Más bien de REDependencia. Eso que he definido como el no poder vivir sin Internet, sufrir de dolor de cabeza, estrés traumático, delirios, desgarramientos de voz y torturas internas. Lo sé, melodramático pero cierto.
Llevo exactamente dos dÃas sin Internet. La magia de la vida hizo que cuando amablemente le estaba ofreciendo el Internet de mi móvil a mi cumpleañero compañero de piso, Internet reapareciera misteriosamente. ¿Será que hacer obras de caridad conlleva a una mejora en la calidad de vida? Esto lo digo yo, que he podido sobrevivir con el Internet de mi móvil, por suerte, aunque tampoco se puede pedir mucho más de él, que demasiado fantástico es ya (Internet y el móvil) como para ponerme con exigencias.
Leà en un reportaje del periódico el PaÃs que Internet es malÃsimo para el mundo, supongo que será por la Redependencia. Pero hay que mirarlo con cinismo, ahora el mundo está más globalizado, podemos hablar con gente que vive a miles de kilómetros, podemos descubrir culturas nuevas, ampliar el conocimiento, estar siempre en contacto con los seres queridos, leer Wikileaks. Ya se sabe, estar en la onda.
Considero que Internet tiene la importancia que cada uno debe darle en cada segundo de su vida. En Enero, con dos semanas de vacaciones por delante que hubieran sido un verdadero infierno de no ser por la inestimable ayuda de mi hermana, todos los dÃas publicaba no menos de cuatro tweets. Ahora apenas doy los buenos dÃas. Porque las ocupaciones de uno le dejan el tiempo libre suficiente, o la voluntad, de hacer ese tipo de cosas. Sé que hay personas que se conectan al Facebook hasta en el baño (y no quiero pensar en la repercusión de eso) pero hoy en dÃa eso es necesario. Bueno, no tan al extremo, pero sà es necesario en mi caso estar todo el rato conectada al Tuenti porque tengo unos amigos que sólo te hacen caso si les hablas por ahÃ. O al Skype, ese programa tan devaluado por el Whatsapp, que me es indispensable si le quiero ver la cara a mi madre todos los dÃas.
Internet debe de tener también su lado malo. Hay gente que considera que jugar al WoW durante siete o más horas seguidas, ver 10 capÃtulos de Bleach seguidos, descargar pelÃculas (no he hablado del porno) o leer Wikileaks es perjudicial. Ya se sabe, por muy raras que sean las personas, las hay que piensan asÃ. Pero también se mueren los tailandeses por estudiar 13 horas seguidas y nadie dice nada. También se mueren las japonesas porque su tamagochi se murió. Y también se murieron europeos que se tiraban de las ventanas con un traje de Superman. Ya se sabe, la dependencia es muy mala.
En realidad, sé que uno no debe hacer caso a eso de que un pequeño polluelo decida hacerse doctor por el simple hecho de que le hayan dado un par de clases y no tenga más aspiraciones ni entretenimientos en su vida que debe centrar lo poco que tiene en ello. Sin embargo, la gente deberÃa dejar de jugar con fuego cuando se trata de meterse en la personalidad ajena. Más si termina concluyendo que tengo una personalidad sanguinaria, tendencias psicópatas y, como no, mucha dependencia. ¿No se supone que gente con ese historial debe dar el suficiente miedo como para no mentarla siquiera?
Aun asÃ, me veo en la obligación moral de tenerle un respeto a la psicologÃa. Conozco gente de esos derivados que demuestra que merece la pena, a pesar de que yo no vaya a ir a un psicólogo en la vida (a no ser que me obliguen legalmente). Pero mi entrada no iba necesariamente de psicologÃa, ni siquiera de dependencia. Más bien de REDependencia. Eso que he definido como el no poder vivir sin Internet, sufrir de dolor de cabeza, estrés traumático, delirios, desgarramientos de voz y torturas internas. Lo sé, melodramático pero cierto.
Llevo exactamente dos dÃas sin Internet. La magia de la vida hizo que cuando amablemente le estaba ofreciendo el Internet de mi móvil a mi cumpleañero compañero de piso, Internet reapareciera misteriosamente. ¿Será que hacer obras de caridad conlleva a una mejora en la calidad de vida? Esto lo digo yo, que he podido sobrevivir con el Internet de mi móvil, por suerte, aunque tampoco se puede pedir mucho más de él, que demasiado fantástico es ya (Internet y el móvil) como para ponerme con exigencias.
Leà en un reportaje del periódico el PaÃs que Internet es malÃsimo para el mundo, supongo que será por la Redependencia. Pero hay que mirarlo con cinismo, ahora el mundo está más globalizado, podemos hablar con gente que vive a miles de kilómetros, podemos descubrir culturas nuevas, ampliar el conocimiento, estar siempre en contacto con los seres queridos, leer Wikileaks. Ya se sabe, estar en la onda.
Considero que Internet tiene la importancia que cada uno debe darle en cada segundo de su vida. En Enero, con dos semanas de vacaciones por delante que hubieran sido un verdadero infierno de no ser por la inestimable ayuda de mi hermana, todos los dÃas publicaba no menos de cuatro tweets. Ahora apenas doy los buenos dÃas. Porque las ocupaciones de uno le dejan el tiempo libre suficiente, o la voluntad, de hacer ese tipo de cosas. Sé que hay personas que se conectan al Facebook hasta en el baño (y no quiero pensar en la repercusión de eso) pero hoy en dÃa eso es necesario. Bueno, no tan al extremo, pero sà es necesario en mi caso estar todo el rato conectada al Tuenti porque tengo unos amigos que sólo te hacen caso si les hablas por ahÃ. O al Skype, ese programa tan devaluado por el Whatsapp, que me es indispensable si le quiero ver la cara a mi madre todos los dÃas.
Internet debe de tener también su lado malo. Hay gente que considera que jugar al WoW durante siete o más horas seguidas, ver 10 capÃtulos de Bleach seguidos, descargar pelÃculas (no he hablado del porno) o leer Wikileaks es perjudicial. Ya se sabe, por muy raras que sean las personas, las hay que piensan asÃ. Pero también se mueren los tailandeses por estudiar 13 horas seguidas y nadie dice nada. También se mueren las japonesas porque su tamagochi se murió. Y también se murieron europeos que se tiraban de las ventanas con un traje de Superman. Ya se sabe, la dependencia es muy mala.
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