{¿Palabras hirientes?}
De las palabras que ocupan las páginas olvidadas, aburridas e insensibles del diccionario extenso retraído en un rincón, ¿cuál es la peor de todas?
De las frases largas e hirientes, incapaces de esfumarse con el viento estremecedor, ¿cuál es la más cruel?
De los sentimientos profundos, de las lágrimas amargas, de las tristes despedidas y la cruda realidad, ¿qué sentimiento nos oprime?
Ni la más calida sonrisa puede un día terminar con la agonía que padecen los corazones insondables, las personas buenas y amables, los sentimientos sinceros, las ideas agradables.
Podemos hacer un hueco en la mente, diseñado para abandonar todo tipo de sentimiento negativo, de expresión arrogante, de pelea continua e idea lamentable; y ser por un día una persona alegre y divertida...pero esos recuerdos no desaparecen. Permanecen en su rincón cerebral, queriendo volver a escapar. Y escapan, incluso con terrible rapidez debido a la ayuda del exterior.
Llegado el momento de una mala situación, de un encontronazo casual, de una herida no cerrada, ¿que debemos hacer si no quiere sanar?
Posiblemente la arrinconemos en esa zona oscura y no la dejemos salir, a sabiendas de que no lo lograremos. Ya que alguien siempre se adentra a las profundidades, hace que no hayan huecos oscuros y no tengas donde meter los malos recuerdos. Entonces, la impotencia es exasperante, la paciencia no aguanta, la negatividad nos acontece...
Las personas de alrededor no son más que un aliciente para tu enfermedad y desasosiego.
¿Las palabras duelen? ¿Duelen las amargas frases, los comentarios deprimentes, las miradas austeras? Duele el sentimiento, el rechazo, la furia atravesada cual flecha en los momentos de no tener salida, la sensación de opresión en el pecho al saber qué es lo correcto y que ello no sirva para nada.
He escuchado comentarios terribles, me han acontecido maldades nunca hechas pero atribuidas, adjetivos que me califican de ruin, taimada, hipócrita.
La cruda realidad es que sólo uno mismo sabe qué es verdad y qué no. Pero para los demás carece de valor. Las personas creen lo que quieren creer y aunque les des pruebas de lo contrario, no cambiarán, no dejarán de porfiar.
Llega el momento en el que hay que salir adelante, aumentar la paciencia agotada, destruida y abandonada. Fusionarte con la mentira, avanzar a trompicones y evolucionar. Ser lo que quieres ser; y si te miran mal, que te miren peor. Así, es cuando consigues reírte de los demás y de la vida.
Y ya, aunque no haya rincones oscuros para guardar los mal sabores, esas situaciones, frases, palabras...serán capaces de huir, de salir por algún recoveco y no poder volver a entrar.
Esto es una remasterización *cuantas letras...* de un comentario que hice hará un año o así en mi ya asesinado Fotolog. Así que, como nunca pierdo lo que escribo, las ideas que más me gustaron las estoy transportanto aquí *después de unos cuantos arreglillos, claro*
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