Se puede decir de alguien que influye, segĂșn el DRAE, que ejerce predominio o fuerza moral. Me he quedado un poco perpleja al leer esta definiciĂłn ya que puede dar a entender que alguien sin moral no tiene ningĂșn tipo de fuerza moral y, con ello, no es capaz de influir en nadie.
No obstante, ¿quiĂ©n es el encargado de decidir cuĂĄl es la moral y la “mala moral”? Vuelvo a poner un ejemplo del nazismo no porque estĂ© obsesionada, sino porque es una etapa de la historia con un contenido inmenso. En aquella Ă©poca, casi media Europa opinaba que lo moral era acabar con los judĂos y exterminar a todo eslabĂłn dĂ©bil de la evoluciĂłn humana. Si te vas a un rango mundial, el nĂșmero de personas en contra es mayor y pasa a ser algo amoral.
¿Es la mayorĂa la que se encarga de decidir lo que es moral y lo que no? Porque si la moral es tan subjetiva, pierde toda la validez con la que se emplea, en muchas ocasiones, de sentencia. Algo pasarĂa a ser moral de la noche a la mañana si simplemente a muchos les diera por cambiar su forma de pensar.
Y de aquĂ a entrar en un bucle infinito hay un paso, el paso de saber que la influencia depende de la moral, y que Ă©sta es influenciable. Visto asĂ es casi imposible pensar que alguien no se deje influir y supongo que aquĂ es donde hace acto de presencia la convicciĂłn, la capacidad de desarrollar tu propia moral a expensas de lo que digan los demĂĄs, una moral oculta bajo otra “reglamentaria”.
Yo he desarrollado mi propia moral, o amoral como creo que muchos la calificarĂan, y aunque es en su gran mayorĂa incompatible con la que “estĂĄ de moda” es la que me define como persona y la que creo mejor para mĂ, pero tambiĂ©n para los demĂĄs. No soy nadie para decirle a los demĂĄs lo que tienen que pensar, pero sĂ que puede que un dĂa me dĂ© por compartir mis pensamientos e influir en otros con los mismos o conseguir que personas que ya compartĂan aspectos de mi amoralidad se sientan liberadas y acompañadas.
Porque muchas veces nos asustamos porque nuestra amoralidad no va a juego con la moral social, pero puede que un dĂa sĂ lo fuera, o que con el tiempo no sea amoral sino triunfal.
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