{Tiempos de reflexión}
Hoy me asaltan los pensamientos al saberme elegida para una misión propiamente inventada, sin el cometido de realizarla a cabo. Me veo envuelta en pensamientos que giran en torno a energías renovables y no tan renovables, a desesperanzas de creerme ínfimamente capacitada para aprobar la fase de estas potencias entre segundo.
No obstante, a mi mente llegó el domingo la idea pecaminosa de seguir los senderos de la literatura culta, dada recientemente de la mano de Jorge Manrique, hombre de armas y letras que no dudó en mostrar toda la obsesión de muerte que padecía. Añadido más, pues bien parecido es el hecho de que la acumulación de tareas me resulta embriagadora, un collage que pretendo terminar algún día y del que hice pequeños bocetos de ideas revoloteando por mi cabeza pretenciosa: desde la Inquisición, ancianamente muerta en la noche de difuntos de Larra, hasta nuestro mundo tecnológico absorbente *del que, como buena estudiante, pretendo sacar esa parte consumidora y contaminante*
Para finalizar, ya que hoy no pretendo extenderme en líneas durmientes, dejaré inscrita, a modo de epígrafe, una poesía que entremezcla una frase venidera con las prisas y una canción pegadiza. Toda esta mezcla se manifiesta en cuatro versos; el resto, son inspiración divina. No quiero meterme en términos poéticos, pues yo soy más de prosa que de verso y eso prefiero dejárselo a los grandes líricos que tienen dones fáticas y embellecedoras.
No obstante, a mi mente llegó el domingo la idea pecaminosa de seguir los senderos de la literatura culta, dada recientemente de la mano de Jorge Manrique, hombre de armas y letras que no dudó en mostrar toda la obsesión de muerte que padecía. Añadido más, pues bien parecido es el hecho de que la acumulación de tareas me resulta embriagadora, un collage que pretendo terminar algún día y del que hice pequeños bocetos de ideas revoloteando por mi cabeza pretenciosa: desde la Inquisición, ancianamente muerta en la noche de difuntos de Larra, hasta nuestro mundo tecnológico absorbente *del que, como buena estudiante, pretendo sacar esa parte consumidora y contaminante*
Para finalizar, ya que hoy no pretendo extenderme en líneas durmientes, dejaré inscrita, a modo de epígrafe, una poesía que entremezcla una frase venidera con las prisas y una canción pegadiza. Toda esta mezcla se manifiesta en cuatro versos; el resto, son inspiración divina. No quiero meterme en términos poéticos, pues yo soy más de prosa que de verso y eso prefiero dejárselo a los grandes líricos que tienen dones fáticas y embellecedoras.
Amo el aire.
Las palabras tan felices
de un tiempo olvidado.
Los momentos a tu lado.
Amo el aire
que se cuela entre mis dedos
enredados en tu pelo,
atenta a lo que dices.
Amo el aire.
Los inquietos aprendices
por amor intimidados.
Los besos más ansiados.
Amo el aire
porque sola no me quedo
al quedar todo mi anhelo
en recuerdos infelices.
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