{Prefacio}
En un instante, un segundo, el corazón late desenfrenado para poco a poco tranquilizarse y volver a la normalidad de la vida. Con el tiempo, esa normalidad termina en un tamborileo tenue, que se apaga junto con el último aliento.
Mas, en ocasiones, un corazón acelerado se para bruscamente, encontrando la vida en los labios del amor.
Mas, en ocasiones, un corazón acelerado se para bruscamente, encontrando la vida en los labios del amor.
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