De los miles de sentimientos trágicos, traumáticos, desesperantes, malvados, entristecedores y maléficos del universo; sólo una expresión nos vale para transmitirlos todos: el llanto. Y es que con los sentimientos bondadosos podemos tener múltiples reacciones que demuestren nuestro agrado: una sonrisa, un sonrojo, un abrazo, un beso...pero cuando estamos tristes, preocupados o amargados sólo el llanto nos sirve para desahogarnos plenamente, para quedarnos relajados y poder respirar mejor, aun a sabiendas de que nuestra tristeza sigue presente.
Yo no lloro, no si no es estricta o irremediablemente necesario. Aunque muchos puedan creer que mis palabras son erróneas, yo siento que llorar es una acción que demuestra debilidad por el simple hecho de que deja entrever nuestros sentimientos, que no podemos hacerlo delante de las personas sin que ellas se den cuenta. Pero creo que llorar es bueno, y si es posible o como yo lo creo, en un completo silencio y anhelante soledad.
Para poder llorar en silencio se deben de dar múltiples factores. Bien se puede querer llorar en la intimidad porque no se quiere hacer sufrir a los demás. Una de las características del llanto es que una persona que te vea llorar, a pesar de que no te conozca, se preocupará instantáneamente de ti. También se puede querer llorar en la intimidad porque no queremos que nadie sepa de nuestros sentimientos, que a nadie le incumben tampoco.
Al final, sea por los motivos que sea, es necesario que todos lloremos una vez en nuestra vida o que, a pesar de que no nos guste llorar, lo hagamos todas las veces que sea conveniente, en silencio, en soledad, acompañados o a la vez. Pero llorar, sólo llorar, ayuda a relajar.