Es sólo un número. Una cifra numérica con tres decimales. Una serie de números que componen un valor real. Una realidad que conforma una materia pitagórica. Un número que da sentido a un certificado. Un número que da sentido a mi futuro. Es un número: 9,768. Una diferencia: 0,232.
Y ya sé que puede resultar tonto hacer una única y exclusiva entrada para hablar de un número, de este número. Pero yo sé que no es un número cualquiera. Es mi nuevo número de la suerte.
En mi mente siempre hubo un número, el 8,5. Superando ese número se abrían ante mí múltiples expectativas y planes de estudio, futuro, vida y sociedad. Era un número optimista, pero que marcaba un esfuerzo y una dedicación. Ahora ese número es un 9,768 y la diferencia entre ellos es de 1,268. Un punto que me hace feliz. Un punto que es el significado de mi motivación.Era sencillo conformarme con un 8,6. Era simple sumirme en la realidad de hacer lo necesario para tener cumplido mi primer sueño. Pero ese punto de más, con sus tres decimales, son los que marcan la diferencia entre hacer lo necesario y hacer lo imposible por conseguir algo. Y ya está, simplemente era importante para mí que, por una vez, esta nota de realidad se colara en Gominolas.
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