{La semana en Facebook el "Face"}
Tras leer un curioso escrito en el Blog "Persona, animal o cosa" del periódico Público, me decidí a hacer realidad esa situación descrita por Berto Romero: "el chantaje del Facebook". Y, por supuesto, durar una semana en Facebook simplemente para comprobar como es el proceso de desactivar la cuenta, no tiene desperdicio pero sí mucha pérdida de tiempo.
En primera instancia, hacerse una cuenta de Facebook es algo la mar de sencillo. Algo que si hijo, en caso de que tuviera, podría lograr a los 7 años. Pero salir de allí es un laberinto. Eso, y las dimensiones de esta gran red social a la que yo no le veo nada especial que la haga destacar sobre las demás.
Después de varios siguientes, comprobé que la mitad de mi lista de contactos de Messenger, si no la gran mayoría, ya tenía un Facebook. Estuve, sin exagerar, tres días recibiendo mensajes del "Face", ya hablando como colegas, de personas que habían aceptado mi solicitud en un intervalo de quince mensajes por hora. Bestial. Para otro día puede que deje lo de que te sugieran personas en base a los datos que pones, como mi se tratara de Meetic o alguna empresa de relaciones sociales amorosas.
Me da pena abandonar los tantos contactos que, tras darle a "Desactivar cuenta" me aparecen. Gracioso es que, además, te salga algún que otro contacto que encabezan diciendo que te va a echar de menos, dejándote mandarles un mensaje por si consiguen convencerte o como última despedida. Por suerte, no te sale que te echarán de menos todos los contactos, pero me gustaría saber que cáculo azaroso determina aquellos que te tienen que salir, ¿los de más actividad en tu Facebook? Probablemente.
Además, tienes que dar los motivos de la huída, con un aclaratorio "(obligatorio)" en la parte superior. Es decir, de aquí no te vas sin darme explicaciones. La diferencia es que a una persona de carne y hueso le puedes decir: "no eres tú, soy yo", "ya hablaremos luego" o directamente pasar tres pueblos y medio. Pero aquí, si de verdad quieres irte, vas a tener que excusarte.
Dudé entre escoger dos opciones. La primera: "no me siento seguro en Facebook" me encantó. Ya podemos estar hablando de asesinatos virtuales, de "a la salida del Face te espero" y cosas similares. Hasta donde vamos a llegar. Le pincho y me explican que puedo configurar mi privacidad de tal manera que me pueda sentir más segura, no con estas palabras pero es para entendernos. Es decir, la configuración de privacidad equivaldría a una orden de alejamiento.
La segunda, y por la que finalmente me he decantado: "Esto es temporal. Volveré". Yo creo que "Face" y yo, llegado este momento, debemos darnos un tiempo. Nuestra relación, aunque fuera meramente investigativa, me ha producido cierto agobio y nos tendríamos que separar durante una temporada para reflexionar. La diferencia es que yo lloraré su ausencia, por estas cosas del mono, y él seguirá teniendo miles de usuarios a su disposición. Maldito casanova.
También disponemos de un recuadro para explicarnos mejor, pero como no es obligatorio, que se contente con poco.
Finalmente le das al ansiado botón, y te pide que pongas tu contraseña por si, con tanto estrés y desesperación por desactivar la cuenta de una vez, te olvidaste de ella y así alargas tu estancia. Unas típicas palabras de seguridad por si es algún ordenador programado el que te borra la cuenta y te deja en soledad. Un último mensaje: "Esperamos que vuelvas pronto". Y deja a disposición mi cuenta para poder reactivarla iniciando sesión, ¡es como no haber desactivado la cuenta!. Pero gracias a Berto, y él gracias a Google, podré irme para siempre de Face...Aunque, no sé, me lo pensaré. Nunca se sabe cuando te puede hacer falta una red social tan puñetera como esta.
En primera instancia, hacerse una cuenta de Facebook es algo la mar de sencillo. Algo que si hijo, en caso de que tuviera, podría lograr a los 7 años. Pero salir de allí es un laberinto. Eso, y las dimensiones de esta gran red social a la que yo no le veo nada especial que la haga destacar sobre las demás.
Después de varios siguientes, comprobé que la mitad de mi lista de contactos de Messenger, si no la gran mayoría, ya tenía un Facebook. Estuve, sin exagerar, tres días recibiendo mensajes del "Face", ya hablando como colegas, de personas que habían aceptado mi solicitud en un intervalo de quince mensajes por hora. Bestial. Para otro día puede que deje lo de que te sugieran personas en base a los datos que pones, como mi se tratara de Meetic o alguna empresa de relaciones sociales amorosas.
Me da pena abandonar los tantos contactos que, tras darle a "Desactivar cuenta" me aparecen. Gracioso es que, además, te salga algún que otro contacto que encabezan diciendo que te va a echar de menos, dejándote mandarles un mensaje por si consiguen convencerte o como última despedida. Por suerte, no te sale que te echarán de menos todos los contactos, pero me gustaría saber que cáculo azaroso determina aquellos que te tienen que salir, ¿los de más actividad en tu Facebook? Probablemente.
Además, tienes que dar los motivos de la huída, con un aclaratorio "(obligatorio)" en la parte superior. Es decir, de aquí no te vas sin darme explicaciones. La diferencia es que a una persona de carne y hueso le puedes decir: "no eres tú, soy yo", "ya hablaremos luego" o directamente pasar tres pueblos y medio. Pero aquí, si de verdad quieres irte, vas a tener que excusarte.
Dudé entre escoger dos opciones. La primera: "no me siento seguro en Facebook" me encantó. Ya podemos estar hablando de asesinatos virtuales, de "a la salida del Face te espero" y cosas similares. Hasta donde vamos a llegar. Le pincho y me explican que puedo configurar mi privacidad de tal manera que me pueda sentir más segura, no con estas palabras pero es para entendernos. Es decir, la configuración de privacidad equivaldría a una orden de alejamiento.
La segunda, y por la que finalmente me he decantado: "Esto es temporal. Volveré". Yo creo que "Face" y yo, llegado este momento, debemos darnos un tiempo. Nuestra relación, aunque fuera meramente investigativa, me ha producido cierto agobio y nos tendríamos que separar durante una temporada para reflexionar. La diferencia es que yo lloraré su ausencia, por estas cosas del mono, y él seguirá teniendo miles de usuarios a su disposición. Maldito casanova.
También disponemos de un recuadro para explicarnos mejor, pero como no es obligatorio, que se contente con poco.
Finalmente le das al ansiado botón, y te pide que pongas tu contraseña por si, con tanto estrés y desesperación por desactivar la cuenta de una vez, te olvidaste de ella y así alargas tu estancia. Unas típicas palabras de seguridad por si es algún ordenador programado el que te borra la cuenta y te deja en soledad. Un último mensaje: "Esperamos que vuelvas pronto". Y deja a disposición mi cuenta para poder reactivarla iniciando sesión, ¡es como no haber desactivado la cuenta!. Pero gracias a Berto, y él gracias a Google, podré irme para siempre de Face...Aunque, no sé, me lo pensaré. Nunca se sabe cuando te puede hacer falta una red social tan puñetera como esta.
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