Querido cañón:
Hoy un gato se ha posado sobre ti y La Luna se ha alarmado. El hombre de frac y sombrero de copa ha pensado que si lograra ver a un gato volar por los cielos y salir airoso de la intrépida aventura, dejaría el bastón y, cámara en mano, subiría al cielo por escalera para enseñarle la proyección al satélite terrestre.
Mientras, cañón, creo que te abandonarías al desasosiego al que te has apegado, tan allegado al suelo, sin poder participar del viaje felino que tú con pólvora y silencios de batalla has fabricado.
Mas no creo que la desesperación deba acudir a tu vera, es recomendable que recorras mundo, que te alejes de La Luna tormentosa, esa que siempre está en tus noches aunque no la veas. La Luna caprochisa nunca se separará de ti, te tendrá sumiso varado en la orilla del mar, junto con promesas de espuma y sueños de azafrán.
Vete, cañón, recorre los senderos de la vida y amplia tus vivencias, lejos de satélites y gatos temerarios en busca de las alas que otorgas. Vete, vete, y a prende a vivir.
P.C: Feliz Día del Libro.
Ruth Salinas.
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