Ahora que se acerca el verano de manera incierta, ya que aun nos queda un poco, es hora de repasar lo que ha sido este año; no porque sea una nostálgica y me dé por recordar épocas pasadas, sino porque ayer mismo me encontré con una palabra que resume todo este año: mentira.
He vivido un completo año de mentiras. En un año, casi sin darme cuenta y además, asumiéndolo, he dejado a un lado las cosas más importantes que tenía hasta entonces, y he abierto las puertas a cosas que no significan nada. Con esto no quiero decir que esas cosas nuevas no me importen, sino que son menos importantes que aquellas que he abandonado.
Sé que he hecho mal. En el transcurso de este año he intenado convencerme de que estaba bien todo lo que hacía y que todos los cambios que se estaban llevando a cabo, algunos hechos por mí y otros realizados por sí sólo, iban a beneficiarme en el día a día. Ahora sé que eso es mentira, una mentira más sumada a mi vida.
Ayer me sentí morir poquito a poco. Fue una sensación extraña. Estaba sóla, derramada en silencio por darme cuenta de que, a pesar de todas esas cosas que he hecho para que mi vida cambiara, cuando de verdad tengo un propósito soy incapaz de llevarlo a cabo.
No voy a cambiar lo que he hecho. Simplemente debo de asumir que es hora de no engañarme a mí misma, sólo a los demás, de que me tengo a mí y a unos pocos y debo concentrarme en esa idea.
Ha sido un bonito día del libro, un muy bien fin de semana, y aunque no he cumplido la promesa de abandonarme por un ratito a mis escritos y a la lectura, he podido terminar uno de los tantos libros que me estaba leyendo y tener dos sensaciones. La primera, que algunos libros son muy predecibles y me gusta tener la capacidad de pillar las ideas del autor. La segunda, que he perdido la mitad de mi poder de conversación, o de expresión. No me siento muy viva a los teclados de mi Blog, me siento perecer y repetirme; debería cambiar poco a poco para así ir avanzando y colocarme en el lugar en el que estaba antes. Esto también forma parte de aquello que he dejado. Antes conversaba mucho, a altas horas, no por gusto sino por coincidencia de horario, y esas convesaciones me aportaban nuevos conocimientos y maneras de pensar. Cada día recibo noticias menos nuevas, la gente a mi alrededor no piensa de manera distinta, o por lo menos se centra en conceptos metafísicos que no llegan a ninguna parte, que no se centran en la vida. No en una vida cotidiana que siempre he dicho no hay que hablar mucho de ella, sino una vida entera, sana y pura, donde lo cotidiano no tiene un seno.
Mis pensamientos rutilan y oscilan entre muchas variables, y entre ayer y hoy lo que escribo aquí es muy distinto. Tenía intenciones de escribir todo lo que se me pasó por la cabeza ayer, pensamientos bastante desgraciados, similares a los que a veces, en un mal momento escribo al describir mi infelicidad. Pero eso no le interesa a nadie y yo no tengo que airear mi vida. ¿Me echabais de menos? Puede que no os acordéis de quien soy, al fin y al cabo, durante este año me engañé a mí misma pensando que soy amable.
Pero se acabaron las mentiras, a la gente le gusta mentir pero siempre dicen que les gusta que sean sinceros con ello, pues empecemos.
P.C: Algo de lo que últimamente siempre me olvido, yo también te quiero.
He vivido un completo año de mentiras. En un año, casi sin darme cuenta y además, asumiéndolo, he dejado a un lado las cosas más importantes que tenía hasta entonces, y he abierto las puertas a cosas que no significan nada. Con esto no quiero decir que esas cosas nuevas no me importen, sino que son menos importantes que aquellas que he abandonado.
Sé que he hecho mal. En el transcurso de este año he intenado convencerme de que estaba bien todo lo que hacía y que todos los cambios que se estaban llevando a cabo, algunos hechos por mí y otros realizados por sí sólo, iban a beneficiarme en el día a día. Ahora sé que eso es mentira, una mentira más sumada a mi vida.
Ayer me sentí morir poquito a poco. Fue una sensación extraña. Estaba sóla, derramada en silencio por darme cuenta de que, a pesar de todas esas cosas que he hecho para que mi vida cambiara, cuando de verdad tengo un propósito soy incapaz de llevarlo a cabo.
No voy a cambiar lo que he hecho. Simplemente debo de asumir que es hora de no engañarme a mí misma, sólo a los demás, de que me tengo a mí y a unos pocos y debo concentrarme en esa idea.
Ha sido un bonito día del libro, un muy bien fin de semana, y aunque no he cumplido la promesa de abandonarme por un ratito a mis escritos y a la lectura, he podido terminar uno de los tantos libros que me estaba leyendo y tener dos sensaciones. La primera, que algunos libros son muy predecibles y me gusta tener la capacidad de pillar las ideas del autor. La segunda, que he perdido la mitad de mi poder de conversación, o de expresión. No me siento muy viva a los teclados de mi Blog, me siento perecer y repetirme; debería cambiar poco a poco para así ir avanzando y colocarme en el lugar en el que estaba antes. Esto también forma parte de aquello que he dejado. Antes conversaba mucho, a altas horas, no por gusto sino por coincidencia de horario, y esas convesaciones me aportaban nuevos conocimientos y maneras de pensar. Cada día recibo noticias menos nuevas, la gente a mi alrededor no piensa de manera distinta, o por lo menos se centra en conceptos metafísicos que no llegan a ninguna parte, que no se centran en la vida. No en una vida cotidiana que siempre he dicho no hay que hablar mucho de ella, sino una vida entera, sana y pura, donde lo cotidiano no tiene un seno.
Mis pensamientos rutilan y oscilan entre muchas variables, y entre ayer y hoy lo que escribo aquí es muy distinto. Tenía intenciones de escribir todo lo que se me pasó por la cabeza ayer, pensamientos bastante desgraciados, similares a los que a veces, en un mal momento escribo al describir mi infelicidad. Pero eso no le interesa a nadie y yo no tengo que airear mi vida. ¿Me echabais de menos? Puede que no os acordéis de quien soy, al fin y al cabo, durante este año me engañé a mí misma pensando que soy amable.
Pero se acabaron las mentiras, a la gente le gusta mentir pero siempre dicen que les gusta que sean sinceros con ello, pues empecemos.
P.C: Algo de lo que últimamente siempre me olvido, yo también te quiero.
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