{Hombres con traje}
Hay algo misterioso en los hombres con traje. Es una sensación extraña, un apercibimiento inusual, es "algo" en el sentido más visceral de la palabra. Vivir en Madrid supone que (por ir en metro no porque sea algo especial de Madrid) todas las mañanas vea hombres con traje. Me siento privilegiada por el hecho de que mi línea pase por Sol, Plaza de España, Moncloa...y todos esos lugares repletos de oficinas, empresas y grandes edificios donde van a parar todos los hombres con traje. En ocasiones, a la vuelta, también cojo esa línea y puedo deleitarme con un exceso de hombres con traje.
Me encantan los hombres con traje. Un hombre tiene una pinta más elegante si va con traje, parece importante, inteligente, sofisticado, prometedor. El traje te incita a pensar que ese hombre no es una persona normal y corriente, que su comportamiento distará del resto de la humanidad. Y, por ende, te pones a analizar su forma de actuar.
Por normal general, la mayoría de los hombres con traje no se sientan en el metro. Van siempre de pie, dispuestos, como si el traje se les fuera a arrugar, a manchar, o si vieran indecente sentarse y conseguir así que otra persona no pueda ocupar ese sitio. En ocasiones ves alguno que se sienta, y mira a izquierda y derecha con cara de culpabilidad y picardía, como si fuera un pequeño atrevimiento lo que acabase de hacer.
Hombre con traje no es sinónimo de hombre con maletín. Los hay a pares que van con su mochilita, en ocasiones más cantosa que en otras. Un hombre con traje gusta más con maletín, pero dependiendo de la mochila también puede seguir siendo elegante, sin perder un ápice de su encanto.
La compañía de los hombres con traje también es bastante peculiar. Por las mañanas los suelo ver solos, impacientes, esperando a llegar a su destino y comenzar la jornada laboral (independientemente de su trabajan mucho o poco). A la tarde, cuando cojo mi línea, puedo disfrutar de ver algunos hombres con mujeres, refiriéndome a mujeres por sus parejas. Y, para sorpresa de todos, no van acompañados de mujeres con traje. Ya muchas veces son las que he visto a estos hombres acompañados de chicas vestidas de manera informal, con su mochila escolar (o universitaria para precisar) y sus rebecas para el frío y vaqueros desgastados. Los hombres con traje gustan de ser hombres con traje, pero no parecen tener especial interés en personas que son como ellos, que también tienen traje. No, es preferible un poco de diferencia, de polaridad, de yo visto formal y tú informal para que la relación funcione.
Y, a veces, ambos se bajan en el mismo sitio y otras veces se despiden a mitad de camino. En esas veces, tras un beso de despedida, el hombre con traje suele mirar a su alrededor para comprobar que nadie es tan osado e indiscreto de adentrarse en usu intimidad, y sigue su camino con su porte elegante y recuperando la compostura, volviendo a su frialdad y escondiendo su amor.
A veces veo algún hombre con traje solitario, que se asoma por la ventaja de la normalidad, y mira a los otros pasajeros del metro. A veces miran a aquellos que, tras hacer una parada, se meten en el metro. A veces una de esas personas soy yo. Y es entonces cuando contemplo a los hombres con traje, y no dejo de hacerlo hasta que se bajan, para seguir admirando al siguiente, y al siguiente...
Me encantan los hombres con traje. Un hombre tiene una pinta más elegante si va con traje, parece importante, inteligente, sofisticado, prometedor. El traje te incita a pensar que ese hombre no es una persona normal y corriente, que su comportamiento distará del resto de la humanidad. Y, por ende, te pones a analizar su forma de actuar.
Por normal general, la mayoría de los hombres con traje no se sientan en el metro. Van siempre de pie, dispuestos, como si el traje se les fuera a arrugar, a manchar, o si vieran indecente sentarse y conseguir así que otra persona no pueda ocupar ese sitio. En ocasiones ves alguno que se sienta, y mira a izquierda y derecha con cara de culpabilidad y picardía, como si fuera un pequeño atrevimiento lo que acabase de hacer.
Hombre con traje no es sinónimo de hombre con maletín. Los hay a pares que van con su mochilita, en ocasiones más cantosa que en otras. Un hombre con traje gusta más con maletín, pero dependiendo de la mochila también puede seguir siendo elegante, sin perder un ápice de su encanto.
La compañía de los hombres con traje también es bastante peculiar. Por las mañanas los suelo ver solos, impacientes, esperando a llegar a su destino y comenzar la jornada laboral (independientemente de su trabajan mucho o poco). A la tarde, cuando cojo mi línea, puedo disfrutar de ver algunos hombres con mujeres, refiriéndome a mujeres por sus parejas. Y, para sorpresa de todos, no van acompañados de mujeres con traje. Ya muchas veces son las que he visto a estos hombres acompañados de chicas vestidas de manera informal, con su mochila escolar (o universitaria para precisar) y sus rebecas para el frío y vaqueros desgastados. Los hombres con traje gustan de ser hombres con traje, pero no parecen tener especial interés en personas que son como ellos, que también tienen traje. No, es preferible un poco de diferencia, de polaridad, de yo visto formal y tú informal para que la relación funcione.
Y, a veces, ambos se bajan en el mismo sitio y otras veces se despiden a mitad de camino. En esas veces, tras un beso de despedida, el hombre con traje suele mirar a su alrededor para comprobar que nadie es tan osado e indiscreto de adentrarse en usu intimidad, y sigue su camino con su porte elegante y recuperando la compostura, volviendo a su frialdad y escondiendo su amor.
A veces veo algún hombre con traje solitario, que se asoma por la ventaja de la normalidad, y mira a los otros pasajeros del metro. A veces miran a aquellos que, tras hacer una parada, se meten en el metro. A veces una de esas personas soy yo. Y es entonces cuando contemplo a los hombres con traje, y no dejo de hacerlo hasta que se bajan, para seguir admirando al siguiente, y al siguiente...
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