{La gravedad no me afecta}
Vamos a ponernos serios, si yo permanezco con los pies en la tierra es porque quiero. No voy a alardear de poder ir volando por ahÃ, ni de que Newton lo hubiese tenido más fácil si se hubiera esperado y me hubiera conocido. Pero las cosas son asÃ: la gravedad no me afecta.
Conmigo eso de ponerse serios me da que no resulta ser un éxito, y no porque no me tome las cosas a pecho, oigan, eso tampoco es asÃ. Es simplemente porque cuanto más seria quiere ponerse una persona, más nos tenemos que dar cuenta de que aquello que nos vaya a decir hay que hacerle cero caso.
Las cosas son asÃ, las cosas están claras: si una persona va a decir algo serio, no necesita decirlo. Sólo tiene que decir lo que va a decir, que la lógica y el sentido común nos hacen reaccionar de la manera adecuado con respecto a ello. Las cosas son sencillas: acción-reacción.
Si que hay casos a tener en cuenta, pero ello ya no serÃa una persona con el sentido común en su perfecto estado y, por tanto, es la excepción que confirma la regla. Entiéndase con excepción que son varios de millones de personas, resultará que ahora somos más vanguardistas de lo que creÃamos. Pero bueno, siempre nos quedará saber que este tipo de personas, si van a sà por la vida, cuando se crean lo máximo se pegarán un tremendo golpe equivalente a su ego, a su superioridad, a su falta de consciencia y a todo lo demás. Las cosas son consecuentes: la magnitud de la fuerza será igual al peso.
Todo tiene su lado bueno, en realidad, porque por muy serios que nos pongamos, siempre hay tiempo para el humor, la diversión y el placer. Y por qué no decirlo, el placer lo encontramos en los sitios más inesperados, y en los esperados puede que nos encontremos aun más placer. Mas a falta de placer, bueno es buscarlo y apañárselas para lograrlo *sin segundas, más bien terceras*. Las cosas son satisfactorias: a mayor rapidez del movimiento, mayor es la intensidad.
Para terminar, y teniendo en cuenta que la gravedad no me afecta, me quedaré pensando en si habrá a alguien que a quien tampoco le afecte. Las mandarinas, tal vez, pero ellas ya están acostumbradas a esto; y es que, como dirÃan los estoicos, el destino nos lleva irremediablemente a repetir todo lo hecho. Por esta regla, a partir de ahora voy a hacer todo lo que a mi me plazca y me guste, para que todas mis vidas sean tan fantásticas y tan poco gravitatorias. Las cosas son asà de cÃclicas: todos los seres describen órbitas elÃpticas con el destino en uno de sus focos.
Y que venga alguien a decirme que la FÃsica no es producente.
Conmigo eso de ponerse serios me da que no resulta ser un éxito, y no porque no me tome las cosas a pecho, oigan, eso tampoco es asÃ. Es simplemente porque cuanto más seria quiere ponerse una persona, más nos tenemos que dar cuenta de que aquello que nos vaya a decir hay que hacerle cero caso.
Las cosas son asÃ, las cosas están claras: si una persona va a decir algo serio, no necesita decirlo. Sólo tiene que decir lo que va a decir, que la lógica y el sentido común nos hacen reaccionar de la manera adecuado con respecto a ello. Las cosas son sencillas: acción-reacción.
Si que hay casos a tener en cuenta, pero ello ya no serÃa una persona con el sentido común en su perfecto estado y, por tanto, es la excepción que confirma la regla. Entiéndase con excepción que son varios de millones de personas, resultará que ahora somos más vanguardistas de lo que creÃamos. Pero bueno, siempre nos quedará saber que este tipo de personas, si van a sà por la vida, cuando se crean lo máximo se pegarán un tremendo golpe equivalente a su ego, a su superioridad, a su falta de consciencia y a todo lo demás. Las cosas son consecuentes: la magnitud de la fuerza será igual al peso.
Todo tiene su lado bueno, en realidad, porque por muy serios que nos pongamos, siempre hay tiempo para el humor, la diversión y el placer. Y por qué no decirlo, el placer lo encontramos en los sitios más inesperados, y en los esperados puede que nos encontremos aun más placer. Mas a falta de placer, bueno es buscarlo y apañárselas para lograrlo *sin segundas, más bien terceras*. Las cosas son satisfactorias: a mayor rapidez del movimiento, mayor es la intensidad.
Para terminar, y teniendo en cuenta que la gravedad no me afecta, me quedaré pensando en si habrá a alguien que a quien tampoco le afecte. Las mandarinas, tal vez, pero ellas ya están acostumbradas a esto; y es que, como dirÃan los estoicos, el destino nos lleva irremediablemente a repetir todo lo hecho. Por esta regla, a partir de ahora voy a hacer todo lo que a mi me plazca y me guste, para que todas mis vidas sean tan fantásticas y tan poco gravitatorias. Las cosas son asà de cÃclicas: todos los seres describen órbitas elÃpticas con el destino en uno de sus focos.
Y que venga alguien a decirme que la FÃsica no es producente.
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