{Eidética agonía}
Y volvieron las pesadillas. Malos sueños es una manera bastante amable de considerarlas, me ahogan, y no quieren soltarme de la gargante. Me hieren y no quieren soltar el arma. Me duelen, martirizan, desesperan...Hoy es un día triste, triste porque es triste y los días tristes lo son. Triste porque no tenía un día triste desde hacía bastantes meses, y eso pocas veces lo he logrado en la vida. Y triste porque ha vuelto el agobio, la agonía, y más grande es el agobio al no saber cuando él mismo tiene pensado irse.
Nunca he sido de no ahogarme en vasos de agua. Considerando mi tamaño, podremos comprobar que me podría ahogar en un vaso de chupitos si me lo propusiera, y conociéndome tendría éxito en mi sucidio, aunque ya puestos a considerar y conocer, aceptemos que mi valentía se reduce a un minúsculo e inexistente recoveco de mis no capacidades; siempre podremos encontrar a alguien que me suicide por mí.
He respirado mucho, ni una vez por la boca, una cosa es tener pesadillas y otra muy distinta cambiar mi forma de ser y mis aspectos por ellas. Eso es malo, si lo pienso, ya que tal vez si cambiara algunas cosas de mi las pesadillas no se apoderarían de mi vida. Una vez escribí en mi libreta, aquella que ahora está tan olvidada *y lo acabo de recordar, recordando a su vez que este momento ya lo tuve una vez, el de olvidar mi libreta quiero decir*, que es posible que la vida me ponga tantas trabas para que no me desvíe del camino o, en su defecto, que yo misma me ponga trabas porque inconscientemente no me quiero desviar.
Y sí, lo sé, el problema es únicamente mío. Me gustan las desgracias y no las asimilo bien, pero eso es lo que me gusta: vivir mis desgracias o fabricarme algunas si no tengo nada mejor que hacer. Llevaba mucho tiempo feliz, era hora de cambiarlo. Y he respirado una vez más, para analizar las cosas con más calma y así discernir entre las verdaderas pesadillas porque...en realidad no hay ninguna. Pero si no las hubiera, ¿qué sería de mí? Necesito ahogarme, necesito agonizar, necesito no ser feliz.
Escribiéndolo, por primera vez, me queda bastante claro. Felicidad es una palabra no reservada para mí, ni siquiera puedo comprarla, o sentirla. Me queda verla en los demás, y desearla fervientemente, envidiándola, aún sabiendo que aunque la pudiera conseguir no la querría y ya me encargaría de agobiarme otra vez para tener las pesadillas más cercanas y olvidarme de que lo que verdaderamente está cerca es la felicidad. Pero no la necesito, no la quiero.
Que se la quede quien le apetezca, hoy y el resto de mi vida mi felicidad está en venta. No me la merezco, no la siento ni la padezco. Se aceptan las pujas más bajas, ya que desprenderme de ella, si es que alguna vez se ha unido en mi camino, no me costará nada. Cierto, si que estuvo ahí, en esos días donde todo era perfecto, donde los problemas los solucionaba con maestría, con grandeza. Sumo y a otra cosa, todo era bonito, podía hacer que la gente se sintiera bonita a partir de ello, que todo fuera perfecto, que nada pareciera malo. Sé como conseguir que siga así, ahí están estos meses tan maravillosos.
Quizá otro día o en otro momento. Quizá cuando nadie sea feliz o cuando alguien también venda su felicidad. Quizá cuando exista una oportunidad. Quizá cuando comprenda o sea capaz de entender que yo también merezco un pelín de bienestar.
Pero hoy no. Hoy me quiero dormir, aun sin hacerme falta, para encontrarme con mis pesadillas. Quiero despertar y que sigan ahí, vivitas y coleando. Quiero hundirme en mi vaso de chupito, y con dos gotas ahogarme. Quiero estar sola. No quiero estar con alguien. Quiero que mis pesadillas se queden atrapadas en mi vida, y no quiero estar con alguien a quien esas pesadillas puedan perseguir. Hoy no me hacen falta los amigos, ni la vida. Me quedo aquí, sola, con nadie, sólo mis pesadillas. Y ahí me ahogue, mañana será un nuevo día. Ellas ya no me atormentarán, no estarán conmigo...sólo tengo que esperar.
Nunca he sido de no ahogarme en vasos de agua. Considerando mi tamaño, podremos comprobar que me podría ahogar en un vaso de chupitos si me lo propusiera, y conociéndome tendría éxito en mi sucidio, aunque ya puestos a considerar y conocer, aceptemos que mi valentía se reduce a un minúsculo e inexistente recoveco de mis no capacidades; siempre podremos encontrar a alguien que me suicide por mí.
He respirado mucho, ni una vez por la boca, una cosa es tener pesadillas y otra muy distinta cambiar mi forma de ser y mis aspectos por ellas. Eso es malo, si lo pienso, ya que tal vez si cambiara algunas cosas de mi las pesadillas no se apoderarían de mi vida. Una vez escribí en mi libreta, aquella que ahora está tan olvidada *y lo acabo de recordar, recordando a su vez que este momento ya lo tuve una vez, el de olvidar mi libreta quiero decir*, que es posible que la vida me ponga tantas trabas para que no me desvíe del camino o, en su defecto, que yo misma me ponga trabas porque inconscientemente no me quiero desviar.
Y sí, lo sé, el problema es únicamente mío. Me gustan las desgracias y no las asimilo bien, pero eso es lo que me gusta: vivir mis desgracias o fabricarme algunas si no tengo nada mejor que hacer. Llevaba mucho tiempo feliz, era hora de cambiarlo. Y he respirado una vez más, para analizar las cosas con más calma y así discernir entre las verdaderas pesadillas porque...en realidad no hay ninguna. Pero si no las hubiera, ¿qué sería de mí? Necesito ahogarme, necesito agonizar, necesito no ser feliz.
Escribiéndolo, por primera vez, me queda bastante claro. Felicidad es una palabra no reservada para mí, ni siquiera puedo comprarla, o sentirla. Me queda verla en los demás, y desearla fervientemente, envidiándola, aún sabiendo que aunque la pudiera conseguir no la querría y ya me encargaría de agobiarme otra vez para tener las pesadillas más cercanas y olvidarme de que lo que verdaderamente está cerca es la felicidad. Pero no la necesito, no la quiero.
Que se la quede quien le apetezca, hoy y el resto de mi vida mi felicidad está en venta. No me la merezco, no la siento ni la padezco. Se aceptan las pujas más bajas, ya que desprenderme de ella, si es que alguna vez se ha unido en mi camino, no me costará nada. Cierto, si que estuvo ahí, en esos días donde todo era perfecto, donde los problemas los solucionaba con maestría, con grandeza. Sumo y a otra cosa, todo era bonito, podía hacer que la gente se sintiera bonita a partir de ello, que todo fuera perfecto, que nada pareciera malo. Sé como conseguir que siga así, ahí están estos meses tan maravillosos.
Quizá otro día o en otro momento. Quizá cuando nadie sea feliz o cuando alguien también venda su felicidad. Quizá cuando exista una oportunidad. Quizá cuando comprenda o sea capaz de entender que yo también merezco un pelín de bienestar.
Pero hoy no. Hoy me quiero dormir, aun sin hacerme falta, para encontrarme con mis pesadillas. Quiero despertar y que sigan ahí, vivitas y coleando. Quiero hundirme en mi vaso de chupito, y con dos gotas ahogarme. Quiero estar sola. No quiero estar con alguien. Quiero que mis pesadillas se queden atrapadas en mi vida, y no quiero estar con alguien a quien esas pesadillas puedan perseguir. Hoy no me hacen falta los amigos, ni la vida. Me quedo aquí, sola, con nadie, sólo mis pesadillas. Y ahí me ahogue, mañana será un nuevo día. Ellas ya no me atormentarán, no estarán conmigo...sólo tengo que esperar.
1 huellitas