Málibu,
olas con lluvia,
aire de música.
Málibu,
agua cautiva,
gruta marina.
Málibu,
nombre de hada,
fuerza encantada.
Málibu,
viento que ulula,
bosque de brujas.
Málibu,
una palabra,
y en ella, magia.
*Luís Cernuda*
olas con lluvia,
aire de música.
Málibu,
agua cautiva,
gruta marina.
Málibu,
nombre de hada,
fuerza encantada.
Málibu,
viento que ulula,
bosque de brujas.
Málibu,
una palabra,
y en ella, magia.
*Luís Cernuda*
Este es el poemita que me tocó de una baraja muy curiosa en el Recital Poético. Ciertamente, al principio pensé que se trataba de una bomba o de un papel con un contaminante, porque una mujer nos acorraló nada más entrar por la puerta. A simple vista, podían suceder varias cosas: que nos quisiera violar, que nos pidiera una invitación, que nos prohibiera la entrada...y así cientos de cosas hasta escuchar "cojan una carta, cualquiera". Bueno, entonces las Darlings suspiraron tranquilas, y a otra cosa *mariposa*.
Ahora que nos inunda a todos una epifanía navideña, a lo Cuentos de Navidad, no puedo evitar subirme al carro de las sonrisas estúpidas, los villancicos mal cantados, las veladas en compañía de los seres queridos *dentro de lo que una puede llegar a apreciar a alguien*, y demás enseres que rodean estas épocas cada vez menos cristianas y más "hipocrivideñas" o cocacolescas, como me gusta a mí decir. Porque nadie se acuerda del niño Jesús *Kevin Costner de Jesús*; claro que, tampoco es que se acuerden los cristianos de que Jesús no nació el 25 de Diciembre. Porque nadie se acuerda de los Reyes Magos, exceptuando siempre a Baltasar, y porque al fin y al cabo, el fin de año es lo que prima para salir de "fiestuqui" y pasar el rato con la "peñita". ¡Que bonita es la ignorancia!
Pero este año todos tiramos la casa por la ventana. En un principio y como ya comenté, los comercios están poniendo los precios patas abajo, que si rebajas u ofertas de semana; los consumidores se atreven a no pasar por las tiendas hasta el último momento, poniendo histéricos a los comercios y a los que reciben los regalos, que siempre buscan por los rincones buscando paquetes sin encontrarlos y se les pasa por la cabeza dos cosas: que no tendrán regalo este año, o que les comprarán lo mismo que el año pasado. Sin preocupaciones, que luego sucede como todo, que nos cansamos muy deprisa.
Y para cansancio, una muestra. La fotografía de hoy no es una recopilación de mis búsquedas por Internet. Tampoco es una imagen hecha por mí, aunque si modificada. No sé, supongo que después de todo siempre tengo que cambiar las cosas a mi conveniencia. El cansancio reside en la "hache", aquella que es de tamaño mundial pero que no por ello está más agusto consigo misma.
Son bonitas esas imágenes que te cuentan muchas cosas de manera simplista. De las dos fotos que podía escoger *fifty, fifty* me decanté por ésta por la sencilla y llana perspectiva. No hay mejor manera de transmitir el mundo que a partir de esta foto donde parece, de manera casual, que el nombre característico de una persona cobra más importancia que una caja abandonada de cualquier manera; o si nos ponemos metafóricos podríamos ver que las personas son más importantes que el resto de cosas del mundo, y no conformes con eso, las abandonamos como niños en el pórtico de una orfandad.
Finalicemos por el cansancio y con una promesa más, de la que me arrepentiré más tarde e intentaré borrar; pero es que mi conciencia no me va a dejar hacerlo, así que no os preocupéis. Prometo escribir antes de irme, y a ser posible antes de que se vayan muchos otros, eso quiere decir que tendré que escribir el Lunes. Así os cuento mis peripecias de final de curso. ¡Feliz Navidad! Sea lo que sea que celebréis.
Ahora que nos inunda a todos una epifanía navideña, a lo Cuentos de Navidad, no puedo evitar subirme al carro de las sonrisas estúpidas, los villancicos mal cantados, las veladas en compañía de los seres queridos *dentro de lo que una puede llegar a apreciar a alguien*, y demás enseres que rodean estas épocas cada vez menos cristianas y más "hipocrivideñas" o cocacolescas, como me gusta a mí decir. Porque nadie se acuerda del niño Jesús *Kevin Costner de Jesús*; claro que, tampoco es que se acuerden los cristianos de que Jesús no nació el 25 de Diciembre. Porque nadie se acuerda de los Reyes Magos, exceptuando siempre a Baltasar, y porque al fin y al cabo, el fin de año es lo que prima para salir de "fiestuqui" y pasar el rato con la "peñita". ¡Que bonita es la ignorancia!
Pero este año todos tiramos la casa por la ventana. En un principio y como ya comenté, los comercios están poniendo los precios patas abajo, que si rebajas u ofertas de semana; los consumidores se atreven a no pasar por las tiendas hasta el último momento, poniendo histéricos a los comercios y a los que reciben los regalos, que siempre buscan por los rincones buscando paquetes sin encontrarlos y se les pasa por la cabeza dos cosas: que no tendrán regalo este año, o que les comprarán lo mismo que el año pasado. Sin preocupaciones, que luego sucede como todo, que nos cansamos muy deprisa.
Y para cansancio, una muestra. La fotografía de hoy no es una recopilación de mis búsquedas por Internet. Tampoco es una imagen hecha por mí, aunque si modificada. No sé, supongo que después de todo siempre tengo que cambiar las cosas a mi conveniencia. El cansancio reside en la "hache", aquella que es de tamaño mundial pero que no por ello está más agusto consigo misma.
Son bonitas esas imágenes que te cuentan muchas cosas de manera simplista. De las dos fotos que podía escoger *fifty, fifty* me decanté por ésta por la sencilla y llana perspectiva. No hay mejor manera de transmitir el mundo que a partir de esta foto donde parece, de manera casual, que el nombre característico de una persona cobra más importancia que una caja abandonada de cualquier manera; o si nos ponemos metafóricos podríamos ver que las personas son más importantes que el resto de cosas del mundo, y no conformes con eso, las abandonamos como niños en el pórtico de una orfandad.
Finalicemos por el cansancio y con una promesa más, de la que me arrepentiré más tarde e intentaré borrar; pero es que mi conciencia no me va a dejar hacerlo, así que no os preocupéis. Prometo escribir antes de irme, y a ser posible antes de que se vayan muchos otros, eso quiere decir que tendré que escribir el Lunes. Así os cuento mis peripecias de final de curso. ¡Feliz Navidad! Sea lo que sea que celebréis.
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