{Rescatando}
Lo sé, lo sé. Tampoco es el momento de esa entrada con título tan esperado por algunas, y denostado por otras...No, mentira, sólo es esperado.
Tengo varias cosas por las que pensar que ese curioso trastorno de personalidad múltiple mencionado en mi obligado diario de Inglés está agravando estos días.
Ahora mismo, y es ahora mismo porque no había recaído en el suceso desde hacía...mejor no hagamos aproximaciones: me pongo triste porque mi libreta-libro de ajedrez-biografía-cuento está vacío desde hace demasiado tiempo. De nada me serviría decir que nunca jamás *o para los bien hablados: jamás nunca* lo volveré a hacer, que a partir de ahora la tendré en consideración, pegadita a mi cabecita, es decir, en los cajones de noche *porque mesilla, lo que se dice mesilla, no es*. Porque obviamente nadie cumple sus promesas ni me pondré a hablar de las típicas de Año Nuevo, o como mencionó Montse el otro día, de las promesas de final de verano con las que nunca me he topado.
Estoy confundida porque esta semana ha sido, si no extraña, una completa locura. Ha sido la más feliz, eso no lo discuto, pero no se entiende que unos días llore *si es que lanzar dos lagrimitas al aire es llorar*, otros diga que para suicidarme lo tengo fácil porque tengo una azotea, otros diga que estoy contenta y me enfade por cualquier cosa *a pesar de que eso sea común* y otros que, simplemente, estoy feliz *por denominarlo de alguna manera* cuando nunca es así.
Creo que es una sandez buscarle sentido a tantos cambios emocionales, lo único que saco es que hay un factor que no se ve afectado por estos cambios y ese factor es mi Darling *lo siento, ya se que no te tengo que tratar como un factor, pero es que te multiplicas y multiplicas*. Pero del amor que le profeso a mi queridísima amante ya hablo otro día, que graciosamente es un tema del que nunca hablo *nuestra relación es tan natural que todo el que nos ve, la asume*.
Si nadie se dio cuenta, hoy no vengo a sacar nada en claro, simplemente quería pasarme por aquí, porque me gusta dejarme llevar entre las líneas, para ver si descubro algo nuevo entre mis pensamientos, o si aclaro aquellos que están mezclados en sopa *¿por qué sopa de huevo?*. La mejor manera de desahogarse, siempre lo he pensado, es escribiendo. Pero nada en particular, simplemente empezar con algo tan simple como un comentario, un recuerdo, o rescatar como es mi caso, imágenes de una carpeta destinada para el Blog y fotos "basura" que me voy encontrando por los caminitos de la Red. Porque de esta manera uno consigue siempre sacar algo útil que luego se puede desarrollar más en conciencia. O quien sabe, que a lo mejor lo natural o inconsciente queda mucho mejor si no se produce ningún cambio en él *como yo, que disfruto con las fotos hechas sin intención, y que por mucho que queden mal siempre les veo algo emocionante*.
Además, nunca se sabe si alguien vendrá, leerá por diversos motivos, y sacará otros puntos de vista o quizá yo sea la pieza que los inspire en un baile de ideas que pasan de uno a otro lado. Como en los bailes en los que las damas con máscaras se reparten por la pista y pasan de las manos de unos hombres, a los pies de otro más bailarín, o a los brazos de un seductor. Siempre me han encantado estos bailes, por desgracia nunca viví en el Siglo XVII, ¿no sería maravilloso?
Sí, sí....como sea.
Tengo varias cosas por las que pensar que ese curioso trastorno de personalidad múltiple mencionado en mi obligado diario de Inglés está agravando estos días.
Ahora mismo, y es ahora mismo porque no había recaído en el suceso desde hacía...mejor no hagamos aproximaciones: me pongo triste porque mi libreta-libro de ajedrez-biografía-cuento está vacío desde hace demasiado tiempo. De nada me serviría decir que nunca jamás *o para los bien hablados: jamás nunca* lo volveré a hacer, que a partir de ahora la tendré en consideración, pegadita a mi cabecita, es decir, en los cajones de noche *porque mesilla, lo que se dice mesilla, no es*. Porque obviamente nadie cumple sus promesas ni me pondré a hablar de las típicas de Año Nuevo, o como mencionó Montse el otro día, de las promesas de final de verano con las que nunca me he topado.
Estoy confundida porque esta semana ha sido, si no extraña, una completa locura. Ha sido la más feliz, eso no lo discuto, pero no se entiende que unos días llore *si es que lanzar dos lagrimitas al aire es llorar*, otros diga que para suicidarme lo tengo fácil porque tengo una azotea, otros diga que estoy contenta y me enfade por cualquier cosa *a pesar de que eso sea común* y otros que, simplemente, estoy feliz *por denominarlo de alguna manera* cuando nunca es así.
Creo que es una sandez buscarle sentido a tantos cambios emocionales, lo único que saco es que hay un factor que no se ve afectado por estos cambios y ese factor es mi Darling *lo siento, ya se que no te tengo que tratar como un factor, pero es que te multiplicas y multiplicas*. Pero del amor que le profeso a mi queridísima amante ya hablo otro día, que graciosamente es un tema del que nunca hablo *nuestra relación es tan natural que todo el que nos ve, la asume*.
Si nadie se dio cuenta, hoy no vengo a sacar nada en claro, simplemente quería pasarme por aquí, porque me gusta dejarme llevar entre las líneas, para ver si descubro algo nuevo entre mis pensamientos, o si aclaro aquellos que están mezclados en sopa *¿por qué sopa de huevo?*. La mejor manera de desahogarse, siempre lo he pensado, es escribiendo. Pero nada en particular, simplemente empezar con algo tan simple como un comentario, un recuerdo, o rescatar como es mi caso, imágenes de una carpeta destinada para el Blog y fotos "basura" que me voy encontrando por los caminitos de la Red. Porque de esta manera uno consigue siempre sacar algo útil que luego se puede desarrollar más en conciencia. O quien sabe, que a lo mejor lo natural o inconsciente queda mucho mejor si no se produce ningún cambio en él *como yo, que disfruto con las fotos hechas sin intención, y que por mucho que queden mal siempre les veo algo emocionante*.
Además, nunca se sabe si alguien vendrá, leerá por diversos motivos, y sacará otros puntos de vista o quizá yo sea la pieza que los inspire en un baile de ideas que pasan de uno a otro lado. Como en los bailes en los que las damas con máscaras se reparten por la pista y pasan de las manos de unos hombres, a los pies de otro más bailarín, o a los brazos de un seductor. Siempre me han encantado estos bailes, por desgracia nunca viví en el Siglo XVII, ¿no sería maravilloso?
Sí, sí....como sea.
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