{Felicidad (con o sin ella)}
Y es ahora cuando me dio por escribir de nuevo, no sé ni cómo, ni bajo qué circunstacias ni por qué. Simplemente escribo, aun a sabiendas de que mi vocabularia decrece por momentos *como rectas hacia el infinito (menos infinito) y más allá para los jóvenes*. Me motiva la motivación ajena, y por ello escribo para los que escriben, para los que adoran contar su vida, para los que no tienen miedo de los posibles fracasos o estrépitos, para los "desastróficos" empedernidos, y para todos aquellos que, sin ánimo de lucro, expresan sus pensamientos tal y como son de una u otra manera. ¿Y qué si termina siendo un monólogo en el que ni uno mismo es capaz de hablarse? ¿Y qué si nadie complace, todos critican y el mundo se derrumba? ¿Y qué si, como diría La Poncia, nos cae un meteorito o se suceden los terremotos?
Indudablemente, ninguno somos capaces de predecir el devenir, no sabremos si se morirá alguien, nos sucederá aquello que tanto esperábamos, o nos pondrán un texto que terminaremos por despreciar en un examen de Lengua que, por si no ha quedado claro, fue la más absoluta de las vorágines. Me fui por las ramas, y así puedo explicar mejor la belleza de escribir, tema que no venía a tratar hoy, por lo que dejaré las ramas para otro día y continuaré con lo mío.
Este mediodía *medio día arriba, medio día abajo*, como si de una epifanía se tratase, me atacó la idea escandalosa de la felicidad. Sí, exacto, nuestra gran amiga que ataca entre las sombras, siempre escondida, es por eso que nunca la sentimos, porque le gusta jugar al escondite.
Con toda probabilidad, y algún día creo que lo haré, podría salir a la calle *ahora mismo no, que la gente a estas horas empieza a ponerse contentilla por aditivos* y preguntar a los transeúntes cuál de ellos es feliz. Y con certeza determinaría que, siendo mi intención la de hacer una encuesta de la felicidad, podría rellenar otra de la hipocresía. ¿Por qué crees, Ruth, que la gente te iba a mentir? ¿No crees en la felicidad? Bueno, bueno, reconozco que estoy condicionada por la subjetividad de mi argumento *con magnífica redundancia*, pero responder un "sí" y continuar cada uno con su vida es mucho mejor que tener que dar explicaciones. "¡Explicaciones! A quien se le ocurre, con las prisas que tengo, lo atareada que estoy, los quehaceres que tengo a medias, a ti te voy a dar explicaciones. No se nota en mi cara de amargada que no soy nada feliz, que mis sentimientos traspasan mi cuerpo, que me compadezco de mí..."
Todo esto lo pienso, lo pensé y lo seguiré pensando, mientras escucho Marilyn Manson *no sé si es significativo este dato...* y una de las canciones a las que, personalmente, le han hecho un favor versionándola *a Brenda le gusta Pastora, a Brenda le gusta Pastora...aunque no venga a cuento*; pienso, además, que la felicidad-hipocrecía va ligada a la maldad. Hoy pensé que si soy mala, a partir de ahora y por varios motivos lo voy a ser más, y no sé si con esto consigo creérmelo o directamente certificar que me creo mala cuando soy escoria univeral, buscando un huequito en el mundo. Pero como las butacas en la película de la felicidad-bondad-bien-tolerancia ya están llenas, me tengo que ir a la sala de la venganza-ira-rabia-maldad-desesperación. Bueno, quien no se conforma es porque no quiere. (Que esto quede entre nosotros, pero me da a mí que más de uno tiene reservada una butaca en la segunda sala, sólo por si acaso la hipocresía se hace perceptible).
Finalizo con una noticia trágica para el mundo: España califica de película X a "Saw VI". Entiéndase que las películas X no son sólo las pornográficas, sino aquellas cuyo contenido excede los límites de la violencia *gore extremo, automutilación, denigración humana...*. Los pobres de cultura han tenido una dicotomía enorme. Por un lado, si la califican como tal, consiguen que no la vean los jóvenes que no hacen caso de las recomendaciones +7, +13, +18 *en el paquete van los padres irresponsables, o algo así*. Por otro, le dan más publicidad y los fans se sublevarán contra el mundo.
Yo quiero verla, aunque tenga que romper escaparates, porque esas noticias de violencia extrema emocionan, pero por otro lado es incomprensible ya que a mí las cinco primeras no me parecieron nada del otro mundo. Mucha originalidad, sangre, mutilación, bueno...no pasa nada. Tenemos un mes para reorganizar ideas y ver si se estrena definitivamente, o tenemos que esperar más cuando la productora recurra.
Indudablemente, ninguno somos capaces de predecir el devenir, no sabremos si se morirá alguien, nos sucederá aquello que tanto esperábamos, o nos pondrán un texto que terminaremos por despreciar en un examen de Lengua que, por si no ha quedado claro, fue la más absoluta de las vorágines. Me fui por las ramas, y así puedo explicar mejor la belleza de escribir, tema que no venía a tratar hoy, por lo que dejaré las ramas para otro día y continuaré con lo mío.
Este mediodía *medio día arriba, medio día abajo*, como si de una epifanía se tratase, me atacó la idea escandalosa de la felicidad. Sí, exacto, nuestra gran amiga que ataca entre las sombras, siempre escondida, es por eso que nunca la sentimos, porque le gusta jugar al escondite.
Con toda probabilidad, y algún día creo que lo haré, podría salir a la calle *ahora mismo no, que la gente a estas horas empieza a ponerse contentilla por aditivos* y preguntar a los transeúntes cuál de ellos es feliz. Y con certeza determinaría que, siendo mi intención la de hacer una encuesta de la felicidad, podría rellenar otra de la hipocresía. ¿Por qué crees, Ruth, que la gente te iba a mentir? ¿No crees en la felicidad? Bueno, bueno, reconozco que estoy condicionada por la subjetividad de mi argumento *con magnífica redundancia*, pero responder un "sí" y continuar cada uno con su vida es mucho mejor que tener que dar explicaciones. "¡Explicaciones! A quien se le ocurre, con las prisas que tengo, lo atareada que estoy, los quehaceres que tengo a medias, a ti te voy a dar explicaciones. No se nota en mi cara de amargada que no soy nada feliz, que mis sentimientos traspasan mi cuerpo, que me compadezco de mí..."
Todo esto lo pienso, lo pensé y lo seguiré pensando, mientras escucho Marilyn Manson *no sé si es significativo este dato...* y una de las canciones a las que, personalmente, le han hecho un favor versionándola *a Brenda le gusta Pastora, a Brenda le gusta Pastora...aunque no venga a cuento*; pienso, además, que la felicidad-hipocrecía va ligada a la maldad. Hoy pensé que si soy mala, a partir de ahora y por varios motivos lo voy a ser más, y no sé si con esto consigo creérmelo o directamente certificar que me creo mala cuando soy escoria univeral, buscando un huequito en el mundo. Pero como las butacas en la película de la felicidad-bondad-bien-tolerancia ya están llenas, me tengo que ir a la sala de la venganza-ira-rabia-maldad-desesperación. Bueno, quien no se conforma es porque no quiere. (Que esto quede entre nosotros, pero me da a mí que más de uno tiene reservada una butaca en la segunda sala, sólo por si acaso la hipocresía se hace perceptible).
Finalizo con una noticia trágica para el mundo: España califica de película X a "Saw VI". Entiéndase que las películas X no son sólo las pornográficas, sino aquellas cuyo contenido excede los límites de la violencia *gore extremo, automutilación, denigración humana...*. Los pobres de cultura han tenido una dicotomía enorme. Por un lado, si la califican como tal, consiguen que no la vean los jóvenes que no hacen caso de las recomendaciones +7, +13, +18 *en el paquete van los padres irresponsables, o algo así*. Por otro, le dan más publicidad y los fans se sublevarán contra el mundo.
Yo quiero verla, aunque tenga que romper escaparates, porque esas noticias de violencia extrema emocionan, pero por otro lado es incomprensible ya que a mí las cinco primeras no me parecieron nada del otro mundo. Mucha originalidad, sangre, mutilación, bueno...no pasa nada. Tenemos un mes para reorganizar ideas y ver si se estrena definitivamente, o tenemos que esperar más cuando la productora recurra.
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