¿Qué se encuentra debajo?
Tulipanes, margaritas, amapolas.
Luces, colores y algarabía.
Enaguas esconden estolas,
allí donde el clero predecía.
Época de tiempos revueltos
donde los títeres son elfos
y los ogros mariposas
en busca de la dama
que se esconde entre las rosas
Luces, colores y algarabía.
Enaguas esconden estolas,
allí donde el clero predecía.
Época de tiempos revueltos
donde los títeres son elfos
y los ogros mariposas
en busca de la dama
que se esconde entre las rosas
Los mimos resbalan entre lágrimas
de diamantes engarzadas.
¿Qué se esconde tras la máscara?
¿Quién evita la mirada?
Entre ríos y góndolas, propias de un baile veneciano
el Carnaval respira tranquilo por el año esperado.
Mientras, queda recordar
que si bien prevenir antes de curar
Aquello que se encuentre oculto
siempre tendrá un velo por el tumulto.
de diamantes engarzadas.
¿Qué se esconde tras la máscara?
¿Quién evita la mirada?
Entre ríos y góndolas, propias de un baile veneciano
el Carnaval respira tranquilo por el año esperado.
Mientras, queda recordar
que si bien prevenir antes de curar
Aquello que se encuentre oculto
siempre tendrá un velo por el tumulto.
El día puede ser frío, ventisca que asola poblaciones, alarmas de hecatombe que inducen al terror. Pero siempre me quedará la ilusión de encontrarme con mis sueños por el camino, cualquier camino, con eso todo está dicho.
Hoy, hoy y sólo hoy, es un momento propicio para decir, pensar, anunciar y expresar, que puede ser la última vez que pueda demostrarme que todo es posible. Hoy mi mundo respira tantas sensaciones que me cuesta dividirlas hasta el infinito, entrelazadas y enredadas en un baile de máscaras que cubren sentimientos. Siento desdicha, por pensar cosas que no debiera, o por descubrir que no debiera pensarlas para no sentirme mal. Siento alegría, al saber que puedo conseguir cosas con un poco de empeño y después de entonar unas cuantas canciones *sin limitación de género*. Siento sensualidad, porque así lo requiere el momento, porque así he decidido que debe ser mi día.
Pero, en síntesis, siento la aprobación propia del trabajo bien hecho, de hacer por primera vez en mi vida las cosas *generalizando bastante en la frase* como Dios *Nuitari, Takhisis, Alá o quien se digne* manda. Despacio, con tranquilidad y demostrando que el tiempo no pasa ni rápido ni lento, por mucho que yo me haya empeñado en juzgarlo de caprichoso, simplemente pasa según una organización determinada.
Obivamente, el día que no pueda hacerlo todo, vendré en calzas de un caballero malhumorado que, ahora dándome cuenta, sufre cambio de sexo; preocupado por la batalla que tiene con el tiempo que no le deja terminar sus tareas. Si es así, que alguien me avise, no me gustaría contradecirme, ni desdecirme, no sería ético.
Hoy mi vida es de color violeta, que descubrí hará 20 *21, 22, 23...* segundos, significa equilibrio y estabilidad mental. Me gustaría pensar que la vida puede ser tan maravillosa como hoy *a Andrés Montes no le faltaba razón*, no porque sea un día feliz, teniendo en cuenta que he tenido las lágrimas en un borde de orgullo y remilgo, sino porque a pesar de las dificultades psicológicas infundadas, he podido sacarme de encima los miedos bobos y quedarme con los miedos realmente importantes, que con esos ya tenemos bastante la humanidad como para inventarnos más.
Y debajo de todo eso, del tiempo, los miedos, los sentimientos, los colores, los sueños y las inclemencias meteorológicas *que siempre queda mucho mejor que decir hace frío o calor*, sólo queda una persona humilde, que hoy con una sonrisa en la cara puede decir abiertamente: "qué bonito es el amor no correspondido, qué bonito es el saber lo que una piensa, y qué bonito es, en definitiva, el mundo".
Hoy, hoy y sólo hoy, es un momento propicio para decir, pensar, anunciar y expresar, que puede ser la última vez que pueda demostrarme que todo es posible. Hoy mi mundo respira tantas sensaciones que me cuesta dividirlas hasta el infinito, entrelazadas y enredadas en un baile de máscaras que cubren sentimientos. Siento desdicha, por pensar cosas que no debiera, o por descubrir que no debiera pensarlas para no sentirme mal. Siento alegría, al saber que puedo conseguir cosas con un poco de empeño y después de entonar unas cuantas canciones *sin limitación de género*. Siento sensualidad, porque así lo requiere el momento, porque así he decidido que debe ser mi día.
Pero, en síntesis, siento la aprobación propia del trabajo bien hecho, de hacer por primera vez en mi vida las cosas *generalizando bastante en la frase* como Dios *Nuitari, Takhisis, Alá o quien se digne* manda. Despacio, con tranquilidad y demostrando que el tiempo no pasa ni rápido ni lento, por mucho que yo me haya empeñado en juzgarlo de caprichoso, simplemente pasa según una organización determinada.
Obivamente, el día que no pueda hacerlo todo, vendré en calzas de un caballero malhumorado que, ahora dándome cuenta, sufre cambio de sexo; preocupado por la batalla que tiene con el tiempo que no le deja terminar sus tareas. Si es así, que alguien me avise, no me gustaría contradecirme, ni desdecirme, no sería ético.
Hoy mi vida es de color violeta, que descubrí hará 20 *21, 22, 23...* segundos, significa equilibrio y estabilidad mental. Me gustaría pensar que la vida puede ser tan maravillosa como hoy *a Andrés Montes no le faltaba razón*, no porque sea un día feliz, teniendo en cuenta que he tenido las lágrimas en un borde de orgullo y remilgo, sino porque a pesar de las dificultades psicológicas infundadas, he podido sacarme de encima los miedos bobos y quedarme con los miedos realmente importantes, que con esos ya tenemos bastante la humanidad como para inventarnos más.
Y debajo de todo eso, del tiempo, los miedos, los sentimientos, los colores, los sueños y las inclemencias meteorológicas *que siempre queda mucho mejor que decir hace frío o calor*, sólo queda una persona humilde, que hoy con una sonrisa en la cara puede decir abiertamente: "qué bonito es el amor no correspondido, qué bonito es el saber lo que una piensa, y qué bonito es, en definitiva, el mundo".
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