{Disculpe, señor...}
O señora, no empecemos con las idioteces desde tan temprana entrada. Hoy no iba a escribir. No porque me haya sumado a la oleada de huelga general que acecha a nuestro país y al Miércoles, sino porque he leído otra entrada y me apeteció.
Lo de la huelga es un fenómeno curioso. Huelgas hay en todas partes, pero no conocía la magnitud de tal palabra hasta que he llegado a la capital de España. Y es que aquí los madrileños se toman muy en serio su "derecho" a la huelga y manifestación; tanto, que los sindicatos se ponen en todas las paradas de metro que pueden, preferiblemente las estudiantiles (por la tendencia manipuladora), con sus megáfonos y parafernalia a convencernos de que la Reforma Laboral es un timo, que trabajadores y estudiantes (a saber por qué estos últimos) tienen que luchar por sus derechos y por unas condiciones dignas de trabajo.
Ni mencionar las palabras de Zapatero, que dijo algo así que quien se forma (educativamente hablando) está trabajando. Ni mencionar tampoco que no he visto un duro desde que estoy en prescolar y que sin embargo el Estado ha visto muchos duros conmigo y el resto de alumnos.
Además, en dichas reivindicaciones sindicalistas, repartían folletos poco directos (entiéndase la ironía), en el que hacían mención a alguna que otra cualidad positiva del gobierno y, siendo claros, lo dejaban al nivel del betún. Asimismo, emplazaban el lugar de la manifestación y yo no quiero ser testigo de la que se puede liar.
A mí, sinceramente, no sé de qué manera puede afectarme. En primer lugar, es una huelga general, y presupongo que se puede poner en huelga cualquier persona de cualquier sector laborar y/o estudiantil (a tener en cuenta). Yo no iré a huelga, por si a alguien le interesa. Tendré que levantarme antes porque en el metro reducen los servicios al 50% (que amables). Justo ese día, no podía ser otro, tengo prácticas de Física y de Química y me tendría que pasar prácticamente todo el día metida en mi universidad. Yo iré, y allá los profesores si me quieren dar clase o no.
Yo, por si acaso, esperaré al día 30 para ver las noticias, o en su defecto leer el periódico de alguien que vaya a mi lado en el metro, o ver las noticias de las teles del metro (que enganchan mucho) para enterarme de cómo fue la jornada. Ya sea porque estaré en la universidad o encerrada en mi casa, no quiero estar cerca de la manifestación. Primero: porque me trae sin cuidado. Segundo: porque sigo pensando que, tal como están las cosas, la gente con trabajo no debería quejarse (a no ser que sus condiciones sean penosas o sufran de explotación). Y tercero: porque yo no trabajo, de momento. Las huelgas son eternas, ya tendré tiempo de hacer una, si es que me vuelvo cuerda.
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