{18: la ladrona de cuadros}
He cumplido dieciocho. Y ahora, el día después de cumplirlos, me veo capaz de analizar la jugada. Porque el día que los cumples no puedes pararte a decir que tienes dieciocho, te encuentras en un estado entre los diecisiete y los dieciocho, en el que te tienes que parar a pensar en esa pregunta tan estúpida: ¿qué se siente al tener la mayoría de edad?
Tienes que escuchar los comentarios de: ya te puedes sacar el carné, te pueden meter en la cárcel, te puedes firmar las autorizaciones de clase...Puede que escuches algo original, pero en su totalidad serán siempre las mismas felicitaciones de las mismas personas, y de esas personas tan hipócritas que se creen que quedan bien con el mundo. ¿Quién dijo que las redes sociales eran positivas? Porque, estoy completamente segura que si ahora pongo que cumplo en Octubre, un montón de gente que me felicitó ayer, lo hará de nuevo.
No recuerdo qué escribí la última vez que cumplí años, ni siquiera sé si escribí algo. Simplemente divago, con la excusa de recoger lo más tarde posible mi cuarto, de recordar una cosa muy importante que debía hacer y de la que no me acuerdo, y hacer un trabajo que a estas alturas ya debería estar terminado.
Vale, ya he recordado esa cosa tan importante, que como siempre no lo es, pero que aún así me va a llevar un tiempo que mañana no tengo. Se puede decir que no he perdido el tiempo este fin de semana, aunque podría decir que son mis allegados los que no han perdido el tiempo, entre planes y planes en la sombra, y porque el Lunes tendrán un fin de existencia valeroso y teatral.
No quiero escribir un testamento, es tarde y como ya tengo dieciocho años, puedo hacer lo que me dé la gana, a pesar de que la sociedad actual siempre haga lo que le da la gana. Así, a nadie le debe importar cumplir la mayoría de edad, si los únicos cambios son a peor.
No hace falta que escriba más, quienes lean esto entenderán todo lo que quiero decir leyendo el título, y no tengo ganas de dar más gracias, que ya como soy mayor puedo mirar por encima del hombro con deferencia.
Me queda irme a dormir, esperar un día nuevo que ya ha comenzado, y recordar que, por suerte o por desgracia, la única persona que podía haber terminado de emocionarme en este día fantástico no ha estado, lo cual agradezco enormemente por la parte que le toca a mi orgullo, y por la parte que le toca a mi corazoncito...digamos que no me quejaré para no pecar de avariciosa.
Tienes que escuchar los comentarios de: ya te puedes sacar el carné, te pueden meter en la cárcel, te puedes firmar las autorizaciones de clase...Puede que escuches algo original, pero en su totalidad serán siempre las mismas felicitaciones de las mismas personas, y de esas personas tan hipócritas que se creen que quedan bien con el mundo. ¿Quién dijo que las redes sociales eran positivas? Porque, estoy completamente segura que si ahora pongo que cumplo en Octubre, un montón de gente que me felicitó ayer, lo hará de nuevo.
No recuerdo qué escribí la última vez que cumplí años, ni siquiera sé si escribí algo. Simplemente divago, con la excusa de recoger lo más tarde posible mi cuarto, de recordar una cosa muy importante que debía hacer y de la que no me acuerdo, y hacer un trabajo que a estas alturas ya debería estar terminado.
Vale, ya he recordado esa cosa tan importante, que como siempre no lo es, pero que aún así me va a llevar un tiempo que mañana no tengo. Se puede decir que no he perdido el tiempo este fin de semana, aunque podría decir que son mis allegados los que no han perdido el tiempo, entre planes y planes en la sombra, y porque el Lunes tendrán un fin de existencia valeroso y teatral.
No quiero escribir un testamento, es tarde y como ya tengo dieciocho años, puedo hacer lo que me dé la gana, a pesar de que la sociedad actual siempre haga lo que le da la gana. Así, a nadie le debe importar cumplir la mayoría de edad, si los únicos cambios son a peor.
No hace falta que escriba más, quienes lean esto entenderán todo lo que quiero decir leyendo el título, y no tengo ganas de dar más gracias, que ya como soy mayor puedo mirar por encima del hombro con deferencia.
Me queda irme a dormir, esperar un día nuevo que ya ha comenzado, y recordar que, por suerte o por desgracia, la única persona que podía haber terminado de emocionarme en este día fantástico no ha estado, lo cual agradezco enormemente por la parte que le toca a mi orgullo, y por la parte que le toca a mi corazoncito...digamos que no me quejaré para no pecar de avariciosa.
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